"Cierra los ojos y viaja hacia un momento de la infancia, cuando eras niño y alguien te potenció. ¿Quién era? ¿Recuerdas su cara? ¿Cómo te hablaba?" A este ejercicio práctico, planteado por la asesora experta en liderazgo Claudia Bruna, decenas de asistentes contestaron que un abuelo, padre, madre, profesor o entrenador... Respondieron como si casi pudieran tocar sus manos, con el recuerdo aún intacto.

Y la confianza, el cariño, la empatía, conexión y comprensión, la valentía que transmitió a aquel niño esa persona; la positividad, o simplemente, "la sonrisa y un gesto amable", fueron los elementos que quedaron profundamente grabados en la memoria de los asistentes. Con este ejemplo se refería Claudia Bruna al fuerte impacto en nuestras vidas que tienen actitudes de los educadores los primeros años de vida. "¿Quién no quiere hacer sentir así de seguros y empoderados a sus niños?", se planteó.

"Todo niño esconde un tesoro dentro; ayudar a descubrirlo es lo que perseguimos con el coaching, ayudar a sacar su luz propia", explicó Claudia Bruna que, tras haber trabajado en dos multinacionales, Danone y Unilever, decidió tomar otro rumbo profesional tras ser madre de tres pequeños. "¿Sabéis que el amor verdadero es el deseo inevitable de ayudar al otro a ser quien es", reflexionó la también autora del libro "Descubriendo a Matías".

Por eso, con tres reflexiones, la coaching trató de guiar a los asistentes en dicha tarea. También, de evitar el efecto contrario o efecto Pigmalión: "Cuando le decimos al niño repetidamente que es lento, al final se lo creerá y será lento ¡Ojo con las etiquetas! Que no son más que creencias y opiniones ajenas que asumimos como propias". Es decir, que "lo que nos dicen que somos, importa, así como el lenguaje que usamos".

Hablar de los comportamientos, retar tus creencias -cuestionar lo que crees sobre el niño- y cambiar de enfoque fueron los tres pilares para evitarlo que propuso Bruna.

Es decir, los padres de un niño que consideran 'lento' deberían apreciar las ventajas que le trae serlo, por ejemplo: ser más detallista, reparar en cosas distintas... Al tiempo que les planteó darle la vuelta a la premisa: "¿Y si tú vas a demasiada velocidad?". Así, animó al público a ponerse las gafas de ver en positivo y recordó el caso de la pequeña Gillian Hills, que antes de ser actriz y cantante, fue al psicólogo con sus padres por un supuesto déficit de comunicación. Cuando el doctor puso un disco, la niña comenzó a bailar sin cesar por la habitación, así que el profesional les dijo: "ustedes tienen una bailarina", ejemplificó.

"Cuando conectas con tu mejor versión eres capaz de conseguir tus sueños, que es lo que los papás queremos. Es un nuevo enfoque para ayudar a nuestros hijos a que se conozcan, se descubran y sepan dónde están sus potencialidades, y para acompañarlos en su camino", indicó durante un participativo taller, que contó con las aportaciones improvisadas de asistentes.

La conexión, la escucha activa y saber preguntar fueron otra de sus propuestas. "Los niños son como las bellotas: llevan dentro todo lo necesario para convertirse en un gran roble", asegura Bruna.