La costa atlántica de EE UU ha sufrido el embate de la tormenta tropical Florence, que ha dejado registros de lluvia de récord, graves inundaciones y al menos 36 muertos. Florence no surgió de la nada en el Atlántico, otros cinco ciclones se formaron en pocos días en sus latitudes tropicales. En el otro extremo del mundo Filipinas y Hong Kong han sufrido el paso del supertifón Mangkhut, que tocó tierra el pasado viernes con una inusual fuerza 5, vientos de más 300 km/h y ha causado 88 muertos en la isla de Luzón.

El mes de septiembre es uno de los periodos del año en los que más huracanes se forman, pero no es tan usual que hasta ahora la temporada de ciclones tropicales, que empezó el 1 de agosto y terminará el 30 de noviembre, haya sido muy poco activa y que en pocos días hayan aparecido hasta nueve ciclones en formación en el Atlántico y en el Pacífico.

Aunque no hay consenso entre los científicos, los expertos llevan tiempo advirtiendo de que los fenómenos meteorológicos extremos en el mundo han sido más frecuentes en los últimos 36 años, y una de las causas apunta al cambio climático, según el análisis del Consejo de Academias de Ciencias europeas (Easac) publicado el pasado marzo.

Algunos análisis recientes concluyen que los huracanes de mayor categoría han aumentado su intensidad en las últimas décadas a causa de la subida de la temperatura del mar y no se descarta que en un futuro sus efectos puedan ser más devastadores.

Una muestra de este carácter excepcional lo arroja la evolución de Florence antes de tocar tierra en Estados Unidos el pasado viernes. En poco más de un día, pasó de categoría 1 a categoría 5 con vientos de 225 km/h, un proceso de rápida intensificación extremadamente peligroso.

El huracán María, que arrasó Puerto Rico en septiembre de 2017 es una muestra de la destrucción de la que son capaces estos huracanes cuando se intensifican de forma explosiva. Este ciclón pasó de una mera depresión tropical a una tormenta de categoría 5 en poco más de dos días. Otro ejemplo es el huracán Patricia de 2015, cuyos vientos superaron los 337 km/h.

Ahora, una nueva investigación señala que, a medida que el clima continúe calentándose, las tormentas se formarán más rápidamente y con mayor frecuencia, y en algunos casos extremos, crecerán de forma tan poderosa que podrían ser denominadas como de 'categoría 6', algo que el mundo aún no ha visto.

Un modelo creado en el Laboratorio de Dinámica de Fluidos Geofísicos de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de EE UU señala que las tormentas de rápida intensificación podrían empeorar en este siglo.

"La razón de que van a ser huracanes más grandes no necesariamente quiere decir que va a haber más tormentas. En realidad, es el hecho de que esas tormentas van a llegar más rápido", apunta el autor principal del estudio, Kieran Bhatia en la revista Journal of Climate.

La importancia de este estudio es que se basa en el poder de la computación para recrear una representación aproximada de los huracanes en un modelo global de cambio climático que simula la atmósfera y los océanos. Dividiendo el globo en cuadrados de aproximadamente 25 kilómetros cuadrados, los investigadores pudieron simular tormentas de categoría 4 y 5, como las actuales.

Cuando pasaron de simular los huracanes de finales del s. XX a los del futuro bajo un escenario de cambio climático a medio plazo, el resultado fue preocupante. Así, calcularon que entre 2016-2035 habrá más huracanes en general y un 11% más de los de categoría, 3, 4 y 5. Alargando el periodo hasta finales de siglo, el panorama se agrava: las peores tormentas aparecen un 20% más.

Tormentas más intensas

Por otra parte, el estudio descubrió que las tormentas de intensidad súper extrema, con vientos máximos sostenidos superiores a los 305 km/h, también serán más comunes conforme avance el siglo XXI.

Aunque solo encontraron nueve de estas tormentas en una simulación del clima a finales del siglo XX, aparecieron 32 para el período 2016-2035 y 72 para el período comprendido entre 2081 y 2100. Quizás lo más significativo es que esta nueva investigación encuentra que la intensificación rápida es el mecanismo clave que impulsa ciclones más fuertes en un clima más cálido.

Así pues, los modelos apuntan a que habrá que irse preparando para tormentas que se fortalezcan a más de 72 km/h en 24 horas, como Florence, e incluso fenómenos extremos que puedan intensificarse en más de 185 km/h en 24 horas. Son los "monstruos" que vienen.