En la era del selfie todos quieren estar más sanos, más delgados y más guapos. Aumentan las intervenciones de cirugía plástica, los implantes capilares, las dietas de moda importadas a través de internet y los alimentos milagrosos que han entrado con fuerza en las despensas y neveras forman parte de una vorágine que afecta sobre todo a personas de entre 20 y 40 años, que quieren aferrarse a una eterna juventud que pasa necesariamente por el gimnasio, la báscula y también las consultas al médico.

"La gente joven, ante cualquier cosa por poquita que sea, acude al médico de cabecera o a urgencias", subraya Manuel Rodríguez Piñeiro, médico de Atención Primaria en el centro de salud de Mondariz, que nota una "sobredemanda" en el número de consultas de personas entre los 20 y los 35 años. "Antes no veías a gente joven en consulta, venían cuando ya estaban muy apurados pero hoy en vez de venir por patologías vienen para ver su estado de salud", añade.

Pese a la creciente demanda, desde el Sergas no se realizan reconocimientos médicos y para ello hay que acudir a la sanidad privada. No obstante, lo que no pueden evitar los médicos de cabecera y de urgencias es la "sobremedicación" de los pacientes y el "abuso" de pruebas médicas que se ven obligados a realizar y que muchas veces son "innecesarias". "Si alguien acude a consulta estás obligado a darle algo porque si no, además de criticarte y presentar una reclamación, acude a buscar el diagnóstico a otro sitio que suelen ser las urgencias del hospital", señala.

Rodríguez Piñeiro lo atribuye en parte a un aumento de la población "hipocondríaca" y también al desconocimiento pero subraya que la gente sí es consciente de que abusa. "Saben discernir entre una urgencia importante y una banalidad pero no quieren sufrir la banalidad", apunta.

A juicio de Francisco J. García Soidán, la sobredemanda de atención médica es más evidente en las ciudades y entre una población de un nivel económico medio alto. "Las personas con menos recursos tienen otro tipo de preocupaciones, más importantes", incide el médico, que trabaja en el centro de salud de O Porriño.

Por otra parte, la preocupación por los kilos ya no es exclusiva de los meses previos al verano y se reparte a lo largo de todo el año. "Mucha gente acude ahora a nosotros con culpabilidad tras los excesos del verano y con nuevos propósitos para llegar mejor al próximo", explica Ángeles Darriba, entrenadora personal y experta en nutrición y dietética.

El 80 por ciento lo hace porque "quiere perder peso y sentirse mejor consigo mismos" pero la mayoría acude con objetivos "poco realistas". "Trabajamos mucho con eso para que cambien el chip y se marquen objetivos pequeños. Tratamos de convencerles de que tres horas al día durante tres meses no sirven de nada si luego se cansan y lo dejan", subraya Darriba, que insiste en que "los cambios son a largo plazo".

"Casi siempre pretenden que su peso y masa corporal cambie más rápido de lo que se puede", afirma. De hecho, el auge de las consultas previas a la estación veraniega se producen apenas con dos o tres meses de antelación.

"Las personas buscan la mejor versión de sí mismas y se marcan grandes metas pero en general no se frustran por no lograr un cuerpo perfecto, se quedan contentos cuando notan mejoras", precisa.

"El objetivo debe ser tener un estilo de vida más activo y comer más sano y no a todo el mundo le sirve lo mismo", añade. Ante el auge del running para ponerse en forma, Darriba subraya que no es válido para todos. "La gente tiene una percepción de la actividad física de que es muy sacrificada pero hay que realizar una actividad que satisfaga, según para qué objetivo correr tal vez no sea la mejor opción", afirma.

Manuel Botana López, especialista en Endocrinología y Nutrición, coincide con Darriba en que se marcan "metas irrealizables". "Cuando una persona se plantea adelgazar siempre tiene unos objetivos que son muchísimo más ambiciosos que realistas y una de las primeras cosas que les decimos es que vayan poco a poco porque crea frustración y al final se acaba abandonando el tratamiento", explica el experto que subraya que la meta debe ser perder peso y, sobre todo, "no volver a recuperarlo". "De nada sirve adelgazar veinte kilos con las dietas de todo tipo que circulan por ahí si en seis meses se recuperan esos veinte kilos y alguno más", previene.

Botana no considera que haya un repunte ahora del afán por estar más delgado aunque sí una "presión muy fuerte" entre los 30 y 40 años. "Cuando nos damos cuenta de que hemos engordado 6 o 8 kilos queremos perderlos como sea. Eso está bien pero el problema es cuando el propósito es volver a pesar lo mismo que con 18 años", manifiesta. "El tiempo pasa y no vuelve atrás. Es algo que hay que aceptar y a partir de los 50 o 60 años ya no existe esa presión", precisa Botana.

Manuel Botana - Médico endocrino

"El tiempo pasa y ya no vuelve atrás, es algo que tenemos que aceptar"

Ángeles Darriba - Entrenadora personal

"La gente busca la mejor versión de sí misma y se marca metas muy grandes"

Manuel Rodríguez - Médico de familia

"Ahora los jóvenes vienen al médico para ver su estado de salud"