En su primera incursión literaria, "La Catedrática" (Espasa), María López Villarquide (A Coruña, 1982) ha rescatado del olvido la figura de Luisa de Medrano, la primera catedrática española y de Europa que ejerció en la Universidad de Salamanca en el siglo XVI y sobre la que apenas se conservan unos pocos documentos históricos que atestiguan su existencia en la España del Renacimiento y de los Reyes Católicos. La falta de textos no fueron óbice para la escritora, doctora en Documentación y Análisis Cinematográfico, que llevó a cabo una exhaustiva documentación para abordar una novela que, resaltó ayer durante una charla en Club FARO, "es una ficción que se ha hecho con mucho cuidado y respeto a la historia de España".

La trama es ficticia pero no la época histórica ni la inmensa mayoría de los personajes que aparecen en ella y que van desde Isabel la Católica, gran valedora de Luisa de Medrano, hasta Fernando de Rojas, el cardenal Cisneros o Antonio de Nebrija. Y alrededor de todos ellos, la gran Universidad de Salamanca, con 800 años a sus espaldas.

Fue precisamente el octavo centenario de esta institución académica, explicó María López, el que puso el germen del libro. "Con motivo del centenario mi jefe en la productora me propuso investigar sobre Luisa de Medrano, que había sido catedrática en el siglo XVI pero sobre la que apenas había documentación. Es una de las muchas mujeres silenciadas por la historia pero hace tres años todavía no existía el auge de ese concepto. Así fue como surgió la idea del libro", indicó.

"Desde la perspectiva que nos da el siglo XXI podríamos pensar que era una mujer fuerte, independiente, con un elevado concepto de sí misma, pero no era el siglo XXI sino el XV y el XVI y en realidad no sabemos cómo era, solo podemos imaginarlo". Por este motivo, señaló la autora, no quiso "ponerle voz" a Luisa de Medrano (Atienza ,1484-1527) y decidió novelar su libro desde las vivencias y recuerdos de personajes que coincidieron con ella en una época histórica fielmente retratada en la que aparece Colón, que acababa de descubrir América, en la que los judíos están siendo expulsados del reino o donde el cardenal Cisneros goza de un gran poder político. "La historia parte de varios motivos reales, creo que es bueno transmitirlo como un cuento porque con ellos se forma el imaginario que construye las voluntades de hoy en día", aseveró la escritora que admitió que no empatizó en un primer momento con el personaje principal. "Al final nos hemos hecho amigas pero al principio no entendía cómo se metió en ese lío en una época en la que las mujeres eran siempre las que salían peor paradas", afirmó.

"Ella defendió su cátedra en 1508. Los registros tampoco eran como los de ahora y todo lo que tuvo que ver con la Universidad de Salamanca era turbio y oscuro en años anteriores y también en los siguientes con robos de libros, saqueo de las arcas...", indicó López Villarquide. Lo que sí se sabe de Luisa de Medrano fue que era de una familia noble, penúltima de nueve hermanos yque perdió a su padre y su hermano mayor a la edad de tres años en una acción militar. Su madre y hermana mayor fueron acogidas en la corte de Isabel La Católica, que luego se convirtió en su protectora. "Siempre se preocupó de que las mujeres que la rodeaban fuesen personas muy preparadas en un momento en el que todos se oponían a que la mujer estudiase", dijo sobre la reina, de quien dijo haber descubierto a una persona más "sensible y humana" de lo que esperaba.

"Ahora estamos viviendo el proceso de darle voz a esas mujeres a las que nunca se les hizo caso. Yo estoy orgullosa de dar voz a una mujer silenciada. Es una responsabilidad importante y me intimidaba al principio. Mi intención no era hacer un libro que pudiese clasificarse como feminista pero se ha publicado en una época en la que hablar de una mujer silenciada en la historia implica incluirse dentro de un movimiento que trata de rescatar a todas esas figuras que injustamente han sido olvidadas", manifestó.

Al respecto del movimiento feminista, López Villarquide fue contundente. "Puede sonar fuerte pero creo que siendo mujer no puedo no ser feminista. Aparte de los micromachismos o los techos de cristal, ser feminista es sobre todo darse cuenta de que la mujer ha estado siempre maltratada a lo largo de la historia y a partir de esa idea básica hay que educar a las generaciones que vienen detrás. No podemos despistarnos y cerrar los ojos", sostuvo.

"La línea editorial infantil feminista, los cuentos para niñas que están en auge ahora, llegan a saturar un poco pero es necesario que 'nos hartemos' de saber que había esas mujeres silenciadas y que hasta ahora la historia no la contaron ellas sino los hombres", recalcó.