López no solo hizo referencia a los alimentos que incorporan más azúcar "y que todos conocemos" como las bebidas edulcoradas, el chocolate o la bollería industrial. "El arroz blanco también tiene azúcar, un 0,5 por ciento, y el jamón serrano, el puré de verduras o la piña en su jugo", enumeró la farmacéutica, que recordó que tanto el azúcar como la grasa y la sal son empleados por la industria alimentaria para realzar el sabor de los alimentos. "Podemos tolerar, por ejemplo, un 40 por ciento de azúcar, pero si a ese alimento se le añade grasa sabe mejor y si le añadimos sal se intensifican todos los sabores, por eso esos tres ingredientes siempre van unidos", explicó. De la sal advirtió que se trata "de un compuesto casi mágico de la industria alimentaria porque hace los productos dulces más dulces y disfraza los sabores desagradables".

López explicó que hay numerosas razones para que se añadan grasas a los preparados:"Aumenta la capacidad de conservación en las estanterías más tiempo, aporta volumen y una textura más firme, intensifica el color , evita que se pegue a la plancha si lo cocinamos sin aceite y además son más baratas las partes grasas que las magras de los animales", reseñó.

"El pan de panadería que se resesa al día siguiente es mucho más saludable que el pan de molde, que aguanta una semana, y desde luego que el pan tostado, que permanece muchísimo tiempo crujiente y eso es por la cantidad de grasa que incorpora", indicó. Al respecto de este último recalcó que "es prácticamente frito y la gente piensa que es sanísimo"

Del mismo modo, también desechó los "embutidos rosas". "Sabemos qué es lo que tiene el chorizo, qué es el jamón serrano, pero el jamón york y el pavo no, no sabemos cuál es la materia prima con la que se hacen".