Bajo el toldo de una terraza de una cafetería de la Gran Vía de Vigo, en el suelo, hay una botella de agua mineral sujeta con un cordel. No es que los dueños la hayan dejado allí como deferencia hacia los turistas que remontan la empinada cuesta hacia la Plaza de España. Esta botella de agua no está para apagar la sed del peregrino, sino para frenar el instinto canino. El de marcar con orina. Otra cosa es que funcione.

Xiana Costas es veterinaria y etóloga, responsable del servicio de etología clínica en la clínica Vetland, de Beade, en Vigo. Esta especialista en el comportamiento de perros y gatos asegura que ha mantenido debates al respecto con sus colegas. "No se ha realizado ningún estudio científico para comprobar si funciona -admite-, pero sabemos que no es efectivo", señala sobre el hábito de colocar botellas de agua, e incluso garrafas, como "espantaperros" casero. "Probablemente, al principio, haya perros que al ver ese obstáculo les cueste más marcar, pero cuando un perro un poco más atrevido marca, al final van a marcar más", explica.

Como explica Xiana Costas, lo que lleva a un perro a realizar este marcaje con orina es el olor de las feromonas que contiene la orina. ¿Qué consiguen marcando una pared? "Es como si se dejaran mensajes entre ellos -apunta Xiana Costas-. Es también territorial, pero principalmente para darse a conocer, comparar los marcajes de unos y otros".

El olfato de los perros les permite obtener una información precisa a través de la orina de sus congéneres. "Si una perra en celo ha marcado, ellos lo saben", asegura la especialista. "También averiguan el estado del ciclo hormonal, el tamaño del animal... Falta mucho por estudiar, pero los perros son capaces de identificar a los individuos por el marcaje", asegura.

Algo similar puede decirse de los gatos. Hay quienes consideran la orina de estos felinos mucho más desagradable, ya que el marcaje de un gato macho no castrado es bastante pestilente.

Y en ambos casos, eso de que el reflejo de la botella ahuyente al animal no está demostrado. "Yo nunca vi un perro con miedo a una botella de agua", subraya Xiana Costas. "Los perros tienen una visión un poco más nocturna, pero no tanto como para que el reflejo de una botella de agua les haga evitar esas zonas. Es más una costumbre con un efecto placebo. O incluso ocurra que la gente que va paseando los perros evite las zonas donde vea botellas".

Como un rastro de orina llama a otro, lo más eficaz -según recomienda la etóloga viguesa- es que los propietarios intenten evitar que los perros orinen en zonas comunes. Y si el perro no puede evitar levantar la pata para marcar, que limpien. "En alguna ciudad de Cataluña hay una normativa que obliga a los dueños a llevar una botellita con agua y vinagre para limpiar los marcajes con orina", cuenta Xiana Costas. "Para evitar ese tipo de problemas, lo mejor es que el dueño del perro limpie con agua. Y si eres el propietario del edificio, limpiar bien, más que nada porque, además de ser poco efectivas, las botellas, me parecen poco estéticas".