Comenzó a notar que cada vez le costaba más vestirse y luego le sobrevino una depresión. Cuando fue a la consulta del neurólogo no podía imaginarse que la causa de su creciente lentitud motora y su decaimiento fuera la enfermedad de Parkinson. De esto hace ya once años. Roberto Fernández Gil, de 70 años, es uno de los 1.500 enfermos de párkinson que hay en el área sanitaria de Vigo. Se calcula que en España, son entre 120.000 y 150.000 las personas que padecen esta patología, la segunda neurodegenerativa más frecuente después de la enfermedad de Alzhéimer, y cuya incidencia se prevé que se triplique en 2050. La enfermedad el párkinson se produce cuando las neuronas no producen suficiente dopamina, la sustancia responsable de ayudar a los movimientos del cuerpo y de regular el estado de ánimo.

Roberto le planta cara al párkinson llevando una vida lo más normal y activa posible. "Estoy bastante bien y de momento conservo el 80% de la movilidad que tenía. Aunque me falla un poco la parte izquierda del cuerpo, esto no me impide trabajar con normalidad en casa ni ir a un sitio u otro", afirma este vigués.

Se levanta todos los días entre las siete y media y las ocho de la mañana, con su esposa, y mientras ella "se pone a sus cosas", él hace sus ejercicios de estiramiento y se encarga del pequeño huerto que tienen en casa, en plena época de siembra en estos momentos. Luego, van juntos a hacer la compra.

Esta rutina la alterna desde hace tres años con los talleres, actividades y cursos de la Asociación Párkinson de Vigo. Las sesiones de fisioterapia, terapia ocupacional, logopedia y tai-chi ocupan buena parte de su tiempo ahora. "Intento ir lo máximo posible y luego en casa lo acompaño con ejercicios diarios de estiramiento, cálculo y caligrafía. Incluso pinto", relata.

En el caso de Roberto, el párkinson no tiene apenas secuelas visibles. No muestra temblores, ni presenta una rigidez manifiesta. Su pérdida de rapidez para realizar funciones motoras tampoco es muy evidente. Tal vez por ello, este vigués no nota sobre él las miradas incómodas a las que muchas veces tienen que hacer frente estos enfermos. Precisamente el lema del Día Mundial del Párkinson que se celebra hoy es "Lo que más duele del párkinson es cómo me miras".

"Una persona con párkinson que va por la calle y presenta síntomas como el bloqueo, el temblor o la rigidez muscular nota rechazo por parte de la gente. Lo que pretende esta campaña es desmontar los prejuicios y los estereotipos para acabar con el rechazo a las personas con párkinson", explica Ana Carlota Gil, educadora social de la Asociación Párkinson de Vigo.

Este rechazo se debe, señala, al desconocimiento que la sociedad tiene de esta enfermedad. "Para combatir esta reacción es necesario la normalización de la enfermedad, informando a la sociedad de qué es para que así, conociéndola, no se quede mirando a la persona, sino que la acompañe y la ayude", argumenta.

La asociación organiza hoy, de 10.00 a 13.00 horas, un acto de sensibilización en la calle peatonal de O Calvario, donde se colocará una mesa informativa y se hará una performance, y un acto informativo sobre el párkinson en el Centro Socioeconómico de O Calvario (c/ Numancia, 3), de 17.00 a 19.00 horas.