¿Trabaja duro pero no reconoce la valía de su trabajo? Quizás sufra ´síndrome del impostor´.

Los coach han etiquetado un nuevo problema de la sociedad de 2018.

Y parece algo común creerse un impostor, ya que 7 de cada 10 personas han padecido ese ´síndrome´ a lo largo de su vida, según la ASESCO (Asociación Española de Coaching)

Este trastorno, aseguran. crea inseguridad, angustia y malestar. "Se da en multitud de personas y nos impide trabajar en armonía con uno mismo para conseguir los objetivos", resumen.

Digamos que obedece a la frase de "no voy a saber hacer mi trabajo", cuando se da sin motivos justificados.

El síndrome del impostor se define como la incapacidad de valorar nuestros logros, nuestros éxitos, la sensación de no estar a la altura, de ser competente. "Nos hace sentir como un fraude, en definitiva: como un impostor. Es más común que este síndrome aparezca en profesiones donde existe una gran competencia, aunque también se da en otras áreas", aseguran los entrenadores psicológicos.

El miedo y el estrés son los elementos clave para la aparición del síndrome. Como indica David Gómez, coach: "Este síndrome surge a menudo cuando trabajamos objetivos laborales.

Ya sea cambiar de puesto de trabajo, pedir un aumento de sueldo, poner encima de la mesa la valía profesional de la persona, entre otras cosas, determinará su grado de autovaloración profesional y cuan de afectado está por este síndrome. Se puede dar en cualquier profesión y nivel profesional. "

Hay veces -aseguran- que se agrava y empeora y es ahí cuando es necesario acudir a un profesional.

¿Cómo descubrir si se padece este síndrome? Los expertos proponen cuatro pruebas.

1. Sentir que "no me merezco el puesto en el que estoy". Pensar así nos lleva a sentir que nunca uno está preparado del todo. Surge el miedo y la comparación con los demás, llegando a convencerse que todo el mundo está mejor preparado que uno mismo.

2. No valora su trabajo: si la persona se quita valor.

3. Síndrome muy común en personas exigentes y perfeccionistas. Quienes tienen que trabajar muy duro para justificar el resultado de su trabajo y no lo achacan a su talento e inteligencia.

4. Son personas estresadas y preocupadas. Cuando están padeciendo el síndrome del impostor, les puede llegar incluso a afectar, a mayor grado, a tener miedo a cambiar de trabajo por no ser competentes.