Musical de éxito trasplantado con desparpajo a imágenes, La llamada parte de una idea en principio poco atractiva (campamento, jovencitas, monjas estrictas, misticismo cauto y precavido despertar sexual) pero resuelta con suficiente gracia y un entusiasmo contagioso. Apoyados por un reparto femenino sensacional en sus distintas variantes, los directores dejan bien claro el amor que sienten por su criatura ofreciendo un espectáculo de modestas hechuras, incluso torpes en ocasiones, pero eficaz en su conjunto, engarzando con más soltura que originalidad humor, música y emotividad sin perder de vista la humanidad de sus personajes. Una obra agradable con diálogos frescos a la que hay que perdonar sus fallos de novatos o sus ocasionales caídas de ritmo.