Continuando con su alocución sobre la música como terapia, Carlos Delgado Calvete, psiquiatra en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo (CHUVI), abordó el caso de James Rhodes, músico británico que ha ayudado a acercar la música clásica a las generaciones más jóvenes, gracias a su virtuosismo al piano y al libro "Instrumental. Memorias de música, medicina y locura", que ha sido un gran éxito de ventas. En él, Rhodes cuenta que sufrió abusos sexuales entre los 6 y los 10 años de edad y que lo mantuvo en secreto. "La música le ayudó a superar sus problemas", recordó Carlos Delgado. "Se enganchó a las drogas y al alcohol, sufrió depresión, trastorno obsesivo-compulsivo, trastornos de la conducta alimentaria... Intentó suicidarse y se autolesionó. Ganó una beca de piano a los 18 años, pero tuvo que renunciar a ella. Cuando era un broker en Londres, a los 28 años, volvió a tocar el piano. El pasado 9 de marzo actuó en Santiago ante un auditorio lleno con público que no suele frecuentar conciertos de música clásica, con mayoría de gente entre los 20 y los 30 años", comentó el psiquiatra.

En la última parte de su conferencia, Delgado habló sobre tres de los 21 compositores que aborda en su libro "Música y enfermedad mental", la mayoría de ellos del Romanticismo, y nacidos entre 1561 (Carlo Gesualdo) y 1876 (Manuel de Falla). En concreto, se refirió a Gesualdo, que mató a su mujer, realizaba prácticas masoquistas y sufría un trastorno de la personalidad; Tchaikovsky, que ocultó su homosexualidad y terminó suicidándose con arsénico; Hans Rott, condiscípulo de Mahler, que padeció locura y murió en un manicomio; y al propio Gustav Mahler, con un probable trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo.