Nos wasapeamos de forma constante con amigos y compañeros de trabajo y algunos hasta logran resultar brillantes en solo 140 caracteres, pero a la hora de escribir una reclamación ante la Administración o un plan de negocio la tarea se vuelve casi imposible. Consciente de estas dificultades, la gallega Iria da Cunha (A Coruña, 1980) ha diseñado el primer sistema automático inteligente que ayuda a redactar textos especializados. La iniciativa arText, de acceso gratuito, lleva un par de meses disponible en internet y ya ha superado los 2.500 usuarios. Más allá de un simple corrector ortográfico, la herramienta guía a la persona y le hace recomendaciones sobre la estructura más adecuada, donde cortar frases kilométricas con conectores de ideas o qué palabras alternativas introducir para evitar repeticiones.

Da Cunha, investigadora Ramón y Cajal en la Facultad de Filología de la UNED, desarrolló esta herramienta pionera de inteligencia artificial con financiación de las Ayudas a Investigadores y Creadores Culturales de la Fundación BBVA de 2015. Y contó con la colaboración del Instituto de Lingüística Aplicada de la Pompeu Fabra.

Formó un equipo de expertos en su campo y en informática y eligieron tres ámbitos -la Administración, la sanidad y el sector turístico-, así como los cinco géneros más utilizados y con mayor grado de dificultad dentro de cada uno de ellos. Tras recoger las opiniones y detectar los "problemas reales" de universitarios, profesionales y usuarios en general elaboraron una lista que incluye trabajos fin de grado, historias clínicas o reclamaciones de los ciudadanos. Y como principales obstáculos todos apuntaron a la estructura o los conectores discursivos.

En una segunda fase, los investigadores analizaron textos reales para elaborar un corpus e introducir la información en el sistema, que fue validado con "muy buenos resultados" antes de ponerlo a disposición del público por diferentes usuarios: personas con formación universitaria en el caso de la Administración, médicos y directores de hotel. La revisión de los algoritmos también reveló un elevado porcentaje de precisión entre los textos reales y los realizados con la ayuda de la herramienta.

Además este editor on line no almacena ningún dato del usuario, que es el único poseedor del resultado final, de forma que la privacidad está garantizada.

"Se trata de un sistema novedoso, no hay nada igual y las recomendaciones que se van desplegando en la pantalla varían en función de cada género. En un artículo científico debes repetir palabras, pero en otro tipo de textos te subraya las que aparecen mucho y propone alternativas", comenta Da Cunha.

"Mi idea es conseguir más financiación para mejorar las funcionalidades e introducir más géneros y ámbitos, por qué no la política o la economía, y también otras lenguas como el inglés o el gallego", añade.

La investigadora ha recibido comentarios de usuarios de toda España, así como de Latinoamérica y Canadá y un profesor de una universidad chilena se ha mostrado interesado en utilizarla: "En el fondo, es una herramienta de autoaprendizaje para todos. Ayuda a los estudiantes a escribir un trabajo fin de grado y también se puede usar en clase cuando el profesor, por ejemplo, tenga que explicar cómo se redacta una historia clínica".