Francisco Javier Silva Pando, investigador del Centro de Investigación Forestal de Lourizán, es uno de los grandes conocedores de la obra botánica de Merino y responsable de la conservación de su herbario más importante. "Fue autor de cuatro herbarios; el más completo lo tenemos en Lourizán", destaca el investigador, que comenta el largo viaje que realizó esta obra "desde el colegio de Camposancos, después al de Vigo, cuando los jesuitas se instalaron en Teis, en casa particulares durante la Guerra Civil, en el balneario de Mondariz y, desde 1945, en el centro de investigación de Lourizán", describe.

Silva Pando destaca la labor de Merino en la catalogación de especies, a pesar de sus escasos medios. "Tiene mucho mérito porque hizo casi todo prácticamente él solo, con la ayuda de algún colega como el botánico Carles Pau y otros, que le enviaban muestras, y consiguió describir 70 especies y cerca de 700 variedades de categoría inferior, muchas de ellas desconocidas hasta entonces", explica. "Fue un modelo para la catalogación de la flora moderna", añade.

Aunque realizó numerosas expediciones por toda Galicia, empezando desde Vigo, "le quedaron bastantes zonas sin pisar; cometió algunos errores, pero tuvo grandes aciertos", concluye Silva.