Imagen de la noche en Cabo Home // Daniel Lois

Cuando el sol se pone y la nocturnidad descubre su manto, Galicia muestra otra cara que conquista a los amantes de la fotografía. Dos destinos 'Starlight' colocan a la comunidad gallega en un lugar privilegiado para observar la inmensidad del cielo nocturno. Las Illas Atlánticas y Trevinca son dos lugares únicos para la observación de fenómenos astronómicos como el que tendrá lugar esta noche, cuando Júpiter y la Luna se dejen ver muy próximos entre sí al suroeste.

La atracción de la noche gallega conquista tanto a profesionales como a amateurs que quieren iniciarse en la magia del cielo estrellado. Expertos del mundo de la imagen como los los miembros del colectivo 'Enfoque Nocturno' saben captar la inmensidad de destinos Starlight y otros puntos del panorama gallego que también cuentan con un encanto especial y que consiguen funcionar como imán turístico, como es el caso de Cabo Home. Este punto privilegiado de la costa gallega no se resistió al objetivo de Daniel Lois, que supo captar su esplendor especial durante la noche, cuando su faro se fusiona con el manto negro.

Imagen de Monte Faro, seleccionada para el Kolor Panobook 2016 y finalista en el Trierenberg Supercircuit 2016 // Daniel Llamas

La cámara de estos profesionales también retrató panorámicas de la Vía Láctea en zonas como Punta Nariga, donde Daniel Llamas logró realizar una composición que logró el segundo lugar del II Finest Art Photography Awards, además de ser finalista en el Trierenberg Supercircuit 2016 y seleccionada para el Kolor Panobook 2016. A Estrada tampoco se resistió al arte de Daniel Llamas, que inmortalizó un selfie con su amigo Alberto Pereira en la Ermita da Nosa Señora do Faro que fue también fue escogido para el Kolor Panobook de 2016. Además de su autorretrato, la noche muestra una Perseida en una galaxia vecina. Precisamente en esta fotografía se observa la intensa contaminación lumínica de poblaciones cercanas que impiden a muchos destinos consagrarse como 'Starlight', que es sinónimo de belleza pura, sin luz artificial.

Imagen de Finisterre, realizada con 7 fotografías verticales que recoge unos 200º de visión. Sirve como denuncia de la contaminación lumínica // Daniel Llamas

Las cámaras de 'Enfoque Nocturno' apuntarán esta noche al cielo junto a CEIDA, el Centro de Extensión Universitaria e Divulgación Ambiental de Galicia. En esta ocasión, su destino será el Castillo de Santa Cruz, en Oleiros, aunque entre sus planes también se encuentran visitas a Vigo o Santiago de Compostela. Reconocen que la astrofotografía de paisaje es una modalidad complicada y que requiere de mucho esfuerzo, aunque los resultados merecen la pena. En este sentido, reconocen que es importante potenciar la presencia de los astros y nebulosas, un trabajo que precisa de un aprendizaje continuo.

Además de aprender técnicas para retratar la noche, los asistentes a los talleres que ofrece el colectivo podrán descubrir la importancia de proteger la visibilidad del cielo nocturno para conocer su inmensidad. Sus imágenes, además de captar la esencia estelar, sirven para denunciar que zonas como Finisterre -con gran belleza- poseen una importante contaminación lumínica que se refleja en las propias fotografías.

Imagen de Punta Nariga, finalista de varios concursos y seleccionada en la categoría Night Photography del II Finest Art Photography Awards, el Kolor Panobook 2016 y finalista en Trierenberg Supercircuit 2016 // Daniel Llamas

Fenómenos que actúan como imán

La observación de fenómenos astronómicos, que este verano darán vida a ocho noches en Galicia, consigue despertar cada año un mayor número de amantes. Muchos de ellos no dudarán en desplegar sus cámaras para intentar fotografiar alguno de los momentos mágicos que regalan las horas sin luz solar.

Por ello, los amantes de los cielos puros piden que la luz artificial no se mezcle con los encantos de la noche y que espectáculos tan famosos como la lluvia de estrellas Perseidas, el eclipse penumbral de luna o la lluvia de meteoros Delta Aquáridas puedan disfrutarse en su máximo esplendor.