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Científicos gallegos evitan con clones que desaparezcan las vides autóctonas de Asturias

La Misión Biológica de Galicia, en Pontevedra, cumple 30 años salvaguardando variedades de viñas del noroeste - En la actualidad, dispone de más de 100 clones

Por la izquierda, Iván González, Pilar Lago, Elena Zubiaurre, Virginia Alonso-Villaverde, Carmen Martínez, Susana Boso y José Luis Santiago, del grupo de viticultura del CSIC en Pontevedra. // CSIC

En una finca de Salcedo, Pontevedra, dentro de los extensos terrenos de la Misión Biológica de Galicia, luchan entre sol, lluvias y heladas un centenar de vides, clones de viñas 'madres' con más de cien años y procedentes de diferentes puntos de Galicia así como de Asturias. Unas pocas de esas plantas originales ya han desaparecido del lugar donde fue tomado el esqueje primigenio. Si no fuese por el trabajo realizado por la Misión desde el año 1986 hasta la actualidad, no quedaría ni rastro. Han sido treinta años de trabajo que ya da sus frutos económicos entre viticultores del noroeste.

Treinta años después de esos primeros pasos, la viticultura gallega se ha convertido en una referencia internacional y la asturiana ha resurgido como ave fénix de sus cenizas gracias a los clones de la Misión Biológica, proyecto que capitanea la científica María del Carmen Martínez, concretamente para la recuperación del albarín blanco y el verdejo negro, cariedades autóctonas del Principado. "Cuando empecé a trabajar en la recuperación de las variedades gallegas en 1986, yo comentaba que en Asturias había viñas. Decidimos empezar a estudiar el tema y en mis vacaciones hacía muestreos. Al empezar, nos dimos cuenta de que había variedades autóctonas en una zona vitícola con muchísima historia", explica Martínez.

A continuación, recuerda que, cuando era niña, "había vendimia, estaba todo lleno de viñas y cuando empecé el trabajo a finales de los 80 estaba casi todo desaparecido. Cada vez que iban, habían arrancado una nueva. Desaparecieron a raíz de la llegada de las minas en los años 50 en la zona suroccidental;se fue abandonando la agricultura." Además de clonar las mejores plantas, desde la Misión Biolótica se describieron las variedades encontradas tanto gallegas como asturianas, que se introdujeron en la Lista Española de Variedades de Vid.

En el caso de Asturias, se solicitó la denominación de origen que se consiguió hace años, lo que supuso la recuperación poco a poco de viñedos hasta alcanzar en la actualidad las siete bodegas. La Denominación de Origen Vinos de Cangas, con el foco en Cangas de Narcea y otros pueblos de la esquina suroccidental del Principado bebe de una gran tradición vinícola en la zona -que también tiene viticultura heroica- ya que llevaron los vinos grandes premios en Burdeos en el siglo XIX.

El disponer de los clones permite también comercializar plantas a partir de esquejes de los mismos. En la actualidad, se venden -a través de viveros autorizados- viñas de los clones de albariño (gallego) pero también esas dos variedades asturianas: albarín blanco y verdejo negro.

"La vid, a nivel europeo, tiene una legislación muy estricta y nadie puede plantar cualquier variedad en cualquier lugar. Una institución no puede multiplicar una planta porque quiera. Tiene que ser a través de viveros autorizados a nivel nacional como viveros seleccionadores y multiplicadores", explica Martínez.

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