Miguel de Cervantes era un hombre apasionado, inteligente, impulsivo, con gran agilidad mental y poco amante de las rutinas, como refleja el análisis grafológico de los doce autógrafos conocidos a día de hoy del autor del "Quijote", reunidos ahora en una edición facsimilar. Dado que no hay manuscritos de sus obras, la importancia de estos doce autógrafos es aún mayor porque reflejan "el ADN del Cervantes hombre", afirmó ayer José Manuel Lucía Megías, presidente de la Asociación de Cervantistas, durante la presentación en la sede de la RAE de esta obra. Las doce piezas, de las cuales ocho son totalmente autógrafas y las restantes lo son de forma parcial o exclusivamente por la firma, apenas "permiten entrar en los entresijos vitales o literarios de Cervantes", pero sí muestran "la trayectoria excepcional del hombre", reza el prólogo, de Darío Villanueva.