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Julio Bueno de las Heras: "Te puedes chotear de la Constitución, pero no de las leyes de la termodinámica"

"Con la ciencia hay una gran incultura. Si dices que 'Las Meninas' son de Goya te comen, pero hay principios también básicos"

Julio Bueno de las Heras, con su manual de termodinámica. // L. Murias

Julio Bueno de las Heras (Valladolid, 1948), catedrático de Ingeniería Química, publica un manual académico titulado Termodinámica para Ingeniería Química. Se trata de un texto que aborda una de las disciplinas científicas más consolidadas, de forma adaptada a las necesidades de los futuros ingenieros químicos. De las Heras ya ha sido autor de numerosos trabajos, especialmente en cuestiones energéticas y ambientales.

-¿Por qué un texto académico?

-Con las asignaturas actuales siempre he hecho apuntes para mis clases, porque los programas no se corresponden con una bibliografía. Si fuera un libro únicamente de termodinámica, sobraría. Hay muchos y muy buenos. Pero con los actuales planes docentes tienes que acabar recomendando diez textos para cubrir todo el temario, y lo cierto es que nadie compra libros.

-¿Ni los estudiantes? ¿Abunda el pirateo?

-La gente va a las tabletas. Y sobre todo los alumnos quieren concreción. Los principios de la termodinámica son maravillosos, pero ¿qué me van a preguntar? Por eso siempre hago apuntes y les digo que son una invitación a que lean los manuales recomendados. Además, con el plan Bolonia hay más control de todo. El profesor no puede permitirse errores en la programación. Estos controles te obligan a que cuando pongas un examen, detalles el guión de las respuestas para calificar. Y pasar el examen a inglés porque este grado está evaluado no solo por organismos nacionales, sino también internacionales. Al final, con todo eso, ya tienes un libro listo.

-Vamos, que la carga de deberes la tienen los profesores.

-Por un lado es bueno, hay mucho que controlar, pero también hay mucho funcionarismo. La parte buena de Bolonia es la convergencia, pero lo malo es que no sabemos con quién estamos convergiendo, ni dónde, ni por qué, ni para qué.

-Pero vivimos en el reino de las fotocopias y las pantallas. ¿Un libro ya es anacrónico?

-Si tuviera recursos y habilidades informáticas, haría una versión animada de este libro, porque uno de sus objetivos es convertir los diagramas termodinámicos en escenarios donde poder situar, como en la planificación de una excursión, dónde estás, adónde quieres ir, por qué senderos luminosos u oscuras cañadas puedes hacerlo, con qué obstáculos y con qué inversión de recursos materiales, energéticos y temporales te enfrentas. Puedes optimizar, elegir opciones, decidir y evaluar las dificultades de los cambios. Yo soy de la idea de que si no eres capaz de escribir un modelo matemático, es que no entiendes lo que pasa. Yo añado: si no eres capaz de dibujarlo en un plano o esquema, no vas a poder escribir el modelo matemático. De ahí que destaque los diagramas termodinámicos como planos del tesoro.

-¿La termodinámica es implacable para un ingeniero? Pone límites al sueño de la eficiencia energética perfecta...

-Los principios de la termodinámica son mucho más serios que la legislación. Te puedes chotear de la Constitución y de los códigos, pero no de las leyes de la termodinámica. Hay un principio que dice que es imposible hacer el móvil perpetuo.

-Y sin embargo abundan en internet quienes dicen haberlo conseguido... ¡y muchos lo creen! Decía el físico y escritor C. P. Snow que desconocer la segunda ley de la termodinámica era comparable a no saber quién era Shakespeare.

-Con la ciencia hay una incultura enorme. Si dices que Las Meninas son de Goya, te comen, pero hay principios en ciencia que son básicos. Una cosa es que no sepas enunciarlos y otra que ni siquiera sepas qué es calor, energía, cómo es la eficacia en la transformación y que la naturaleza pone límites a esa eficacia. Y eso es innegociable: ante esas limitaciones de la naturaleza, no hay políticos que puedan intermediar. Por contra, los colegas de letras se quejan de que la financiación se va a las ciencias...

-La entropía mide el desorden de un sistema y determina cuándo un proceso es irreversible. ¿Cómo andamos de entropía en Cataluña?

-Toda. El problema de Cataluña es un problema de desorden, como cuando un niño coge una rabieta. Pero ¿por qué se ha llegado a ella? Porque se le ha dejado. Si hay unos límites, debes ponerlos claros y ejecutarlos.

-¿El nacionalismo se expande como los gases?

-Pero es que... ¿con qué derecho se le pone freno? Lo cierto es que todo proceso tienes que controlarlo, evitar que suba la presión. Y en Cataluña lo que está pasando se debe en parte a la inacción desde el otro lado. ¡Ay, si todo fuera tan fácil como la termodinámica!

-¿Y puede que entremos en un proceso irreversible?

-Quizás España haya entrado en esa fase.

-Desde el punto de vista ambiental, hemos tenido restricciones de tráfico por la contaminación. ¿Debemos acostumbrarnos a que sean más habituales, o hay detrás demasiada política?

-Yo no querría estar en la piel de quienes tienen que tomar esas decisiones, porque son paliativas, teatrales y tienen un resultado eficaz cuestionable. Si cierras algunas entradas de una ciudad, solo consigues distribuir de forma distinta el tráfico. No obstante, hay que acostumbrarse a estas incidencias ambientales.

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