Libertad, autonomía y placer. Eso es lo que siente la mayoría de jóvenes cuando conduce, una actividad que disfrutan, en la que se consideran responsables y en la que, en líneas generales, se ponen buena nota. De hecho, siete de cada diez se declara "buen conductor", fundamentalmente hombres, y 6 de cada 10 se describe como "mejor" o "mucho mejor" que el resto al volante.

Estos son algunos de los resultados del informe "Conducción y drogas. Factores subyacentes a los comportamientos de riesgo", que presentó ayer la Fundación Mapfre y la Fundación Ayuda Contra la Drogadicción (FAD) y que alerta de que la teoría dista mucho del comportamiento al volante, ya que cerca del 36 por ciento de los jóvenes españoles de entre 16 y 30 años ha conducido alguna vez bajo los efectos del alcohol y uno de cada diez reconoce haberlo hecho tras haber consumido cannabis o cocaína.

La mayoría son hombres, de entre 25 y 30 años, que trabajan o compaginan sus estudios con una actividad laboral, viven en zonas rurales y son conductores habituales.

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El estudio, para el que se ha entrevistado a casi mil jóvenes, arroja datos preocupantes relacionados con los pasajeros. Seis de cada 10 declara haberse subido en los últimos seis meses a un vehículo cuyo conductor ha consumido alcohol, y más del 30 por ciento lo ha hecho en un vehículo cuyo conductor ha consumido porros, cocaína y pastillas, entre otras sustancias. Destaca el hecho de que para un pequeño porcentaje, entre un 1 y un 4 por ciento de los jóvenes, dichos comportamientos son lo "habitual".

Para un 13,6 por ciento de los entrevistados el alcohol solo "aumenta algo" el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, y, según el 17,5 por ciento, sus amigos ven normal beber o consumir drogas aunque se tenga que conducir.

Los jóvenes encuestados se manifiestan en contra de los comportamientos arriesgados, enfatizan la prudencia y el acatamiento de las normas de tráfico, pero en la práctica "no son tan políticamente correctos", ha señalado uno de los responsables del estudio, Eusebio Megías, que considera que no es un problema de falta de información.

Sin embargo, la directora general de Tráfico, María Seguí, ha pedido que no se "estigmatice" a los jóvenes, puesto que esta problemática no solo les afecta a ellos. En este sentido, ha recordado que de las 25.000 sanciones a conductores que dieron positivo en 2015, más de la mitad corresponden a mayores de 30 años.

En España, uno de cada dos conductores implicados en accidentes de tráfico ha consumido alguna sustancia ilegal. Además, la mayoría no son conscientes del peligro que supone. "Si hoy redujéramos a cero los conductores que no toman sustancias ilegales, serían 900 muertos menos en las carreteras cada año", indicó Seguí, al tiempo que insistió en que la conducción es incompatible con el consumo de drogas y alcohol.

En la misma línea se mostró el fiscal de sala de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, que aboga para que en esta nueva legislatura se impulsen iniciativas para progresar en la reducción del número de siniestros viales. Vargas apostó por impulsar la educación vial desde los colegios, porque, conociendo las leyes, normas, las causas de los accidentes, así como lo que aporta a la sociedad, se pueden evitar siniestros y porque es "la gran asignatura pendiente" de este país.

La Fundación Mapfre ha lanzado una campaña para concienciar a los jóvenes de los peligros de tomar drogas y alcohol al volante bajo el lema "#Nocontrolas", en la que se enfatiza no subirse al coche si el conductor ha consumido.