César Bona no eludió una de las cuestiones más discutidas de la educación en España, la de los deberes; una palabra, dijo, que "pesa mucho, como examen o evaluación". De hecho, cuando la pronunció pudo escucharse un murmullo de rechazo entre el público. Bona reconoció que hay muchos niños que tardan tres horas en terminar los deberes, cenan y se van a dormir.

Para explicar su postura ante los deberes, el maestro aragonés volvió a tirar de su propia experiencia. "Como ya llevamos hablando una hora y es como si nos conociéramos, lo voy a confesar: fui pseudopadre durante seis años -bromeó-. Durante ese tiempo conviví con una mujer que tenía un hijo. Estuve con él desde los tres a los nueve años, y era duro. Tenía que acabar sus deberes antes de irse a cenar. Pero le dije a su madre que nunca más lo haría. Ahora le digo a los padres que si el niño no acaba los deberes a las siete, que lo dejen y que me manden una nota. El tiempo pasa muy rápido. Los niños tienen que disfrutar del tiempo libre; y los padres, de sus hijos".