"Entraron a saco. Se llevaron todo: papeles, tazas, vasos, platos, ropa, juguetes de los niños....Solo dejaron el piano. Se ve que no pudieron, o no supieron moverlo". A sus 86 años de edad, a Raúl Solleiro Mella todavía le duele en el alma el saqueo de que fue objeto la casa de Vigo donde vivía con sus padres en 1936, a comienzos de la guerra civil, cuando en la vivienda irrumpió una "pandilla de militares, guardias civiles y falangistas" que acababan de detener al matrimonio formado por Urania Mella Serrano y Humberto Solleiro Rivera. Ella, una mujer culta, maestra de piano y licenciada en Bellas Artes, era hija de uno de los principales pensadores del anarquismo español, Ricardo Mera, y hoy es considerada una pionera en la reivindicación de los derechos de la mujer en Galicia. Fue sentenciada a muerte, pero le conmutaron la pena máxima por la de prisión en la cárcel de Santurrarán, en la que permaneció hasta 1944. En 1946, fallecía en Lugo. La suerte de Humberto no fue mejor: lo ejecutaron inmediatamente después de haberse dictado sentencia, "y eso que él era de derechas", apunta Raúl.

Raúl Solleiro Mella, que tenía 8 años de edad, supo salir adelante. Durante casi 50 años ejerció de empresario de Transportes en A Coruña, donde actualmente reside, pero tras su jubilación, en el año 2000, se dedica escribir y "a recuperar la memoria de mi familia y de la desgracia que cayó sobre ella".No obstante, hasta que la historiadora de la Universidad de Vigo, Iria Presa, investigadora de la biografía de Ricardo Mella, se lo dijo, Raúl no se había percatado de que existía una herencia que nunca había reclamado: la de todo lo que se llevaron de la casa de sus padres aquel infausto día de 1936. A partir de ese momento, se propuso recuperarla y, así, en 2010, amparado en la Ley de Memoria Histórica, obtuvo del Ministerio de Justicia la declaración de invalidez del juicio y, por tanto, de la sentencia que se había aplicado a sus padres. Se trataba de un paso necesario para reclamar la herencia, pero con lo que no contaba Solleiro Mella era con la negativa del Ministerio de Defensa, desde el que se alega que lo reclamado es "pieza de convicción" y que, por lo tanto, no puede ser devuelto a quienes deberían ser sus legítimos propietarios. "Los fondos generados por el ejercicio de la jurisdicción militar forman parte del patrimonio documental militar y deben ser objeto de protección como cualquier otro documento escrito", se lee en la resolución judicial que le llegó a Raúl Solleiro.

La "herencia" de los Mella forma parte de los fondos del Archivo Militar de Ferrol "y, si te digo la verdad, yo no sé a ciencia cierta todo lo que hay allí. Me consta que hay documentos varios y, algunos de ellos, son de la autoría de mi abuelo Ricardo, auténticos incunables, pero eso a mí es lo que menos me importa. Yo lo que quiero es que nos devuelvan todo lo que nos robaron". Quien sí lo sabe con mayor concreción es Iria Presa quien, durante una visita a los archivos de la ciudad departamental, tuvo la oportunidad de acceder a parte de ese legado y de fotografiarlo, distinguiendo entre él los escritos titulados "Sindicalismo y Socialismo" de José Prat (Editorial Cultura de A Coruña), "En defensa del anarquismo. Lucha de clases" de Ricardo Mella (Imprenta Germinal de Barcelona) y "Llamamiento del Comité Central del Pratido Comunista" (Prensa Obrera de Madrid).

Ricardo Mella Cea (Vigo, 1861-1925) fue uno de los principales teóricos de la historia del anarquismo español y, en palabras de Federica Montseny, ministra por la CNT en el gabinete de la Segunda Repubública, "el más profundo, el más penetrante, el más lúcido de los anarquistas españoles. Sus escritos, todos cortos en dimensión, lo equiparan a los mejores teóricos del anarquismo internacional".

En la historia local de Vigo, sin embargo, Mella ocupa un curiosísimo lugar: a él se atribuye el diseño de la red eléctrica de los tranvías de la ciudad, un hecho del que se siente particularmente orgulloso su nieto Raúl Solleiro, quien, con ironía, confiesa que "no sé qué opinaría de mí mi abuelo, porque yo he sido toda mi vida empresario, pero empresario de izquierdas, que conste...". "Y, desde luego -añade- hay asuntos sobre los que él escribió y concordamos: Ricardo Mella pensaba que el mundo estaba mal dirigido y mal organizado, y que ninguna autoridad es buena. Yo estoy de acuerdo con las dos primeras cosas, pero con la tercera tengo mis reservas. No he encontrado aún cómo sustituir a la autoridad".