Tiene 74 años y un sinfín de dolencias de carácter respiratorio, circulatorio, cardíaco y reumático. Su hijo asegura que "necesita oxigeno 18 horas al día" y toma alrededor de treinta pastillas al día. Ramiro no puede asearse ni comer solo. Padece una minusvalía del 72% que no evitará que este sábado ingrese en prisión. Él señala que prefiere "morir antes que marchar". Una sentencia de 2009, contra la que ya no cabe recurso, le obliga a cumplir una pena de dos años y seis meses de cárcel. El juez consideró probado que él y su mujer agredieron a una vecina en el transcurso de una riña y le provocaron una fractura en una pierna. A pesar de su grave deterioro físico, el Gobierno le negó el indulto. Era la última oportunidad. Su hijo teme que la salud de Ramiro no resista el disgusto. Por eso pide que le permitan cumplir la condena internado en alguna residencia donde pueda recibir la asistencia médica que necesita.