Tiene un acento difícil de emplazar, después de haber vivido en medio mundo: Argentina, Alemania, Francia, Italia, Estados Unidos, España... Para Jorge Castillo (Pontevedra en 1933), que actualmente reside en Suecia, "pintando su naturaleza", concreta sin florituras, este periplo forma parte de su inquietud creativa. "La pintura abre el apetito y la curiosidad por conocer cosas nuevas. El arte es un proceso muy activo", explica. Es la misma curiosidad e inquietud que muestra cuando observa y ante el lienzo en blanco, y que le hace investigar y experimentar, indagar en lo más profundo del arte, y lo que le ha valido, por otra parte, el reconocimiento del que goza.

A Galicia, de donde emigró siendo un niño -su padre se estableció en Buenos Aires por causas políticas-, le debe, confiesa, su predilección por el color gris y por la piedra, que aquí, asegura, adquiere una "dimensión especial". Para él, Laxeiro, a quien conoció con 16 años en Argentina, fue el pintor que mejor supo representar ese mundo antiguo de la piedra, de la arquitectura medieval y conferirle modernidad.

Mientras investiga y plasma la naturaleza sueca, con el blando de su paisaje nevado, el artista espera la edición de la que será su primera novela, en manos ahora de su editor, una historia de ficción, asegura, pero que contiene pinceladas de su estancia en Nueva Yorz (1981-1992). No en vano su protagonista es George y también es pintor. "Trata de la relación entre la muerte, el amor y el sadismo visto desde el canibalismo", resume.

No es ni mucho menos la primera incursión literaria del pintor, que ya ha publicado varios poemarios y guiones cinematográficos, y que ahora trabaja en una novela romántica. "A mi mujer le gusta mucho como escribo. Lo lee todo y la novela le gustó, pero me dijo que era una historia muy dura y que podría escribir una historia más amable, como una novela romática. Y yo quiero mucho a mi mujer; no puedo negarle nada. Así que la estoy escribiendo", afirma el galardonado con el Premio Laxeiro.