Una tesis central de Scopa es que el rechazo a enfrentar el colapso del capitalismo desde un punto de vista científico conlleva la búsqueda de soluciones que no encaran el fondo del problema. "El poder no renuncia a la globalización, hija de la modernidad finalizada y cuyo modelo se ha incinerado a lo largo del siglo XX. El intento de demorar los efectos catastróficos de este proceso a través de un discurso único, que sólo pretende la continuidad en el poder, nos lleva a la implantación de un "totalismo" como sistema de gobierno, que sustituye al totalitarismo de otras épocas. Con totalismo aludo a ese sistema en el que se aspira a la suma absoluta, al todo, volátil, al que aspira la sociedad de los últimos treinta años".

Un paso adelante

Para Scopa las instituciones han hecho una huida hacia adelante al borde del abismo, caiga quien caiga. ¿Y qué propuesta de salida en medio de estos "desquiciados modernos suicidas"? "Debemos hallar el modo -dijo- de que no nos sigan arrastrando con ellos. Debemos hallar un sistema económico basado en el no abuso de las matemáticas, lo que entre otras cosas incluye la restitución a la moneda de ese sentido inicial de tecnología pacificadora de los pueblos que perdió con la violencia que impuso su nueva concepción en el capitalismo financiero".

Scopa habla de la necesidad de una pausa. "Yo lo que les estoy pidiendo es que se paren, por favor, que reflexionen sin actuar y sin seguir aquello que la acción les exige, que a lo único que conduce es a no poder resolver los problemas nucleares con que nos encontramos".