"Secuestradores de países", "estranguladores de salarios", "violadores de la tierra", "ladrones del aire"... son solo algunos de los colectivos que, según el escritor Eduardo Galeano, deberían figurar en los carteles de "se busca". Entre ellos, y sobre todo, a los "traficantes de miedo", que sería el "enemigo".

Las alrededor de 500 plazas del auditorio del edificio de Servizos Centrais de la Cidade da Cultura, en Santiago, no fueron suficientes para dar cobijo a todos los seguidores del escritor uruguayo, que recibió estruendosos aplausos durante la lectura de casi cuarenta textos de su último libro, "Los hijos de los días", un recital que realizó como en casa, desde el sofá, aunque sin recurrir a las zapatillas, en una presentación similar a la que usó el miércoles en Ourense.

Al igual que ocurrió en la ciudad de As burgas, con su repaso por su última obra, un libro-almanaque con 366 "días" en el que relata acontecimientos históricos tamizados por la sátira, el escritor conquistó a un público ya previamente entregado. Y lo hizo con brillantes frases para dar voz a los "invisibles" y denunciar persecuciones por razones de raza, sexo, religión o estatus social.

No fue por casualidad que uno de los grandes protagonistas de su libro, que resume el "mundo al revés" en el que a su juicio vivimos, sea la pobreza. "También es propio del mundo al revés el hecho de estar en guerra contra los pobres en vez de contra la pobreza, como se debería estar", consideró. Al respecto, denunció que el dinero utilizado para rescatar a los bancos, "habría alcanzado para dar de comer a los hambrientos del mundo, con postre incluido, de aquí a la eternidad". "Pero a nadie se le ocurrió la idea", censuró.

Entre múltiples anécdotas convertidas en literatura que invita a la reflexión, no faltaron alusiones al medio ambiente y a su conservación, interpretadas también en clave financiera: "Si la naturaleza fuera un banco, ya la habrían salvado". "A las catástrofes las llaman naturales como si la naturaleza fuera el verdugo, y no la víctima, mientras el clima se vuelve loco de remate y nosotros también", denunció.