Cómo abordar la definición de la misión de una ONG, determinar adecuadamente su estrategia y el valor del liderazgo son algunas de las cuestiones que el director del Instituto de Innovación Social de ESADE, Ignasi Carrera, explicó ayer en Vigo a medio centenar de representantes de organizaciones gallegas. El experto impartió la jornada dentro del programa formativo Más Social de la Fundación Barrié y la Fundación PwC.

–En tiempos de crisis, ¿qué opción tienen las ONG para salir adelante?

–Por una parte, tienen que ser más emprendedoras para tener una mayor capacidad de detectar iniciativas y llevarlas a la práctica; también deben apostar por la innovación, ya que la crisis demanda más servicios con menos recursos y, en tercer lugar, tener un espíritu colaborativo con otras ONG y con otras empresas, lo que les permitirá un mayor impacto social en un contexto más complejo.

–Entonces, ¿el futuro está en que las ONG pequeñas desaparezcan o se unan a las grandes?

–En España, comparado con otros países, hay un mayor número de ONG pequeñas y menos medianas. Por la dificultad que van a encontrar para sobrevivir, veremos que muchas ONG van a tender a agruparse, crear alianzas estratégicas o fusionarse. Necesitan líderes que sean capaces de colaborar con otros representantes. Estamos en un contexto en el que las ONG dependen menos de los recursos públicos y tampoco cuentan con muchos apoyos privados, por lo que la única solución en unir esfuerzos. Sin embargo, si esas ONG pequeñas están muy especializadas y no dependen en exceso de los fondos públicos, podrán sobrevivir.

–¿Qué ONG son ejemplo de buena estrategia?

–las organizaciones grandes como Cáritas o Unicef llevan mucho tiempo preparándose y son las que primero reaccionan ante las nuevas situaciones. Pero hay otras medianas como Síndrome de Down o Meniños, en Galicia, que están suficientemente especializadas y bien reconocidas. Las organizaciones que funcionan bien saben su misión, se mantienen innovadoras, no intentan hacer muchas cosas, tienen equipos directivos potentes y buena diversificación de recursos.

–¿Confía la gente en el buen hacer de estas organizaciones o los escándalos ocasionales pesan demasiado?

–Es curioso porque doy bastantes conferencias a chavales de cuarto de la ESO y bachillerato y me encuentro con que solo un 25% confía en ellas. Esto corrobora que hace más ruido un árbol que cae que cientos que crecen. Se ha reducido bastante la confianza en las ONG pero, a pesar de ello, siguen siendo las organizaciones en las que más confía la gente. Tenemos que hacer un esfuerzo para que los que creen en nosotros también se sientan satisfechos de nuestro trabajo.

–En comparación con otros países, ¿cuántos colaboradores regulares tienen las ONG españolas?

–Solo un 10% de la población colabora regularmente con una de estas organizaciones y eso es muy poco comparando con otros países que llegan al 35 o 40%. El problema de nuestra sociedad es que hay demasiados indiferentes. En España hay muchos colaboradores puntuales que, ante una catástrofe, un caso de una enfermedad rara etc. reaccionan muy bien; es una solidaridad emotiva, pero para conseguir cambiar las cosas se necesita que se impliquen de manera continuada.

–En una situación en la que mucha gente no llega a fin de mes, ¿cómo gestionar la captación de fondos?

–Las ONG tienen que buscar personas, no dinero. Tienen que conseguir que la gente haga suyas las causas que defienden. Al principio es suficiente con conseguir que manden un correo de apoyo, que acudan como voluntarios a un acto y luego ya llegará el dinero. Las redes sociales son clave para este nuevo tipo de colaboración.

–¿Y qué forma es la más efectiva para captar socios?

–Hace años se partía de una base de datos y se mandaban cartas a la gente para que se hicieran socios. Pero la gente recibía demasiadas cartas y al final no hacía mucho caso a nadie. El cara a cara, esas personas que te paran en la calle para explicar la misión de la entidad, también está empezando a agobiar a la gente porque cada vez lo utilizan más organizaciones. Lo más efectivo es generar una comunidad de gente que quiera colaborar, ya que esas personas son más propicias, después, a hacer aportaciones económicas.