"Siempre ha sido un trabajo dominado por mujeres. No sé si se debe al hecho de que los hombres hayan estado embarcados, pero lo cierto es que en el sur de Galicia la extracción del percebe está en manos de mujeres en el 99 por ciento de los casos". Las palabras de Lola Rodríguez echan por tierra el tópico que asocia esta arriesgada modalidad de marisqueo a hombres rudos y algo temerarios. Dos datos vienen a corroborar sus afirmaciones: en el marisqueo a pie, en Galicia hay 217 percebeiras por 171 percebeiros, y de los 55 miembros que integran la Agrupación de Percebeiros de A Guarda, 50 son mujeres.

Lola era apenas una adolescente cuando se inició como percebeira, actividad en la que lleva más de veinte años. Con ella trabajan también su hija Andrea Diz –que con 21 años es una de las percebeiras más jóvenes de Galicia– y su sobrina Carla Alonso. Provistas de trajes de neopreno, chalecos y ferradas –una especie de espátula para arrancar los percebes de las rocas–, Lola Rodríguez y sus compañeras están acostumbradas a trabajar en las rocas de la costa de Oia, O Rosal y A Guarda, sin perder el respeto que siempre hay que tener al mar. "He tenido algún sustillo al quedarme aislada, pero nunca he sufrido un percance serio ni me he roto nada", relata esta mariscadora de O Rosal, que con los años ha ido perdiendo el miedo al mar. "Al principio le tenía mucho miedo, ahora más que miedo es respeto. Ahora parece que ya trabajo con otra soltura: sin ver para el mar, solo con escucharlo ya sé si viene con fuerza o no".

Admite que a veces el tener mucha experiencia es peor, "porque te confías demasiado". Y es que se trata de un trabajo duro y no exento de riesgos. "Además de madrugar, se pasa mucho frío y terminas empapada de agua", comenta Lola. Entre los aspectos positivos señala que trabajan pocos días y pocas horas. "De media solemos trabajar unos trece días al mes. En invierno el mar ya no te deja tanto y hay mareas en que vamos solo un par de días".

De la mano de las mujeres, en los dos últimos años han visto la luz otras tantas iniciativas relacionadas con la comercialización de los percebes. A finales de 2010, un grupo percebeiras de Baiona y A Guarda crearon la empresa Mar de Silleiro S.L. para poner en el mercado diversas conservas relacionadas con el producto: paté de percebe, paté de percebe con algas ecológicas y percebes al natural, con y sin uña. Tras el éxito inicial en nuestro país, las responsables de Mar de Silleiro SL, bajo la marca "27 percebeiros", además de la venta por Internet apostaron por comercializar también sus productos en países de Asia como Singapur, Malasia y Tailandia.

Por otra parte, cinco percebeiros de Oia, O Rosal y A Guarda –tres mujeres y dos hombres– constituyeron a principios de este año la cooperativa A Percebería con el objetivo de vender directamente el percebe fresco a través de Internet, así como dar a conocer su trabajo mediante visitas guiadas durante el verano.

Tanto Lola Rodríguez como sus compañeras de la cooperativa A Percebería están ilusionadas con la nueva iniciativa que han puesto en marcha para comercializar directamente el producto a través de Internet. "Estamos ilusionados sobre todo por la venta, porque o cambia el sistema de ventas o tenemos que cambiar de trabajo", añade. En toda Galicia se recogen cada año más 350.000 kilos de percebes, con una facturación de más de 10 millones de euros. Sin embargo las percebeiras se quejan de lo poco que cobran en relación con el precio final del producto.

Respecto al furtivismo señala que "cada vez habrá más porque la gente no tiene trabajo y se busca la vida como puede. En A Guarda no tenemos demasiados problemas, pero sí en Baiona porque allí no tienen vigilancia".

Su hija Andrea Diz se inició en esta actividad hace dos años, cuando contaba 19, porque reconoce que no se le daban bien los estudios. "Mi madre siempre me dijo que o estudiaba o trabajaba… salió el cursillo y aquí estoy". Como los percebes no dan para vivir, Andrea compagina la actividad marisquera con otro trabajo. Al ver limitada su actividad por las mareas, como mucho pueden sacar 500 o 600 euros al mes. Para Andrea, lo más duro de esta actividad son las condiciones meteorológicas a las que se enfrentan: lluvia, viento, frío… No sabe muy bien por qué en esta zona de Galicia la extracción del percebe está mayoritariamente en manos de mujeres, "a lo mejor es porque como no se gana mucho ha quedado para nosotras", apunta con ironía.

Lola y Andrea pertenecen a la cofradía de percebeiras de A Guarda, que incluye a mariscadoras de O Rosal y de Oia. También pertenece a esa agrupación Emilia Andrade, que forma parte con ellas de la cooperativa A Percebería. Portuguesa de Aveiro de 45 años, Emilia reside en A Guarda y lleva cuatro años como mariscadora. "Montamos la cooperativa –comenta– para mejorar la venta del percebe, porque estábamos ganando muy poquito en relación a la venta final del producto. El objetivo es comercializar un poco mejor nuestras capturas y que el consumidor consiga un mejor precio".

Expresa Emilia su preocupación por lo poco que les queda a las mariscadoras tras la venta del producto: "Lo que ganamos ahora es ridículo, no llega ni a 500 euros, por eso hemos constituido la cooperativa, para que se valore mejor nuestro trabajo". En cuanto a los peligros de la actividad, apunta que "posiblemente las mujeres seamos más precavidas que los hombres, pero estando en el mar eso no te vale de mucho… si te viene la ola, te tira. He tenido algún susto, pero procuras no pensarlo mucho porque si no no vuelves". Emilia tiene tres hijos, el más joven ya de 20 años. "¿Que qué me dijeron? Ya eran mayores cuando empecé a trabajar en esto. Quedaron muy sorprendidos, pero tampoco me dijeron nada especial", concluye.