Aunque las investigaciones de Enrique Dans se centran en los efectos de las nuevas tecnologías en personas y empresas, su tema en la charla organizada por el Colexio Profesional de Enxeñaría en Informática, en Santiago, tuvo un papel decisivo en la conformación de la iniciativa #nolesvotes, que llamaba a los ciudadanos a ignorar a los principales grupos del Parlamento, que luego derivó en Democracia Real Ya.

–La ONU dice que el acceso a internet es un derecho fundamental, pero los gobiernos no opinan lo mismo...

–Porque son una generación de políticos pre-internet y pretenden controlar algo que no se puede controlar. Y eso ya no se ve solo con los derechos de propiedad intelectual, sino con algo más importante que nos jugamos ahora mismo: la política.

–Pero, ¿reaccionan?

–Los políticos están intentando no reaccionar, pero se empiezan a dar cuenta de que es imposible no hacerlo porque ¿cómo se gobierna un país donde hay un montón de gente en la calle y donde casi un 70% de la gente, lógicamente, apoya eso?

–¿Cómo se pasó de nolesvotes al 15-M?

–El nolesvotes éramos siete personas que llevábamos tiempo hablando y decidimos escribir un manifiesto. La Ley Sinde era la chispa, pero había más: hablamos de regeneración democrática. Muchas de esas ideas fueron retomadas por Juventud Sin Futuro y Democracia Real Ya, gente a la que se le dio bien organizar el salto a la calle.

–Demostraron la capacidad de convocatoria de internet.

–Mucho. Para los políticos fue una prueba. Creían que éramos cuatro gatos y que no saldríamos a la calle pero ahora ven que la conexión entre la red y la calle es real. Tras el teclado hay gente de carne y hueso.

–¿Hay masa crítica suficiente para un cambio?

–La hay para que empiece a haber problemas de orden público, y no me refiero a que la gente rompa cosas, sino a lo complicado que resulta desalojar una plaza llena como Sol. Pero ayuda el que haya más gente y el 19 se prevé que haya más.

–¿Qué opina de las acampadas? ¿Qué deberá venir luego?

–Las acampadas tuvieron un valor muy grande porque sin ellas hoy no se hablaría del 15-M. Está bien que en las acampadas la gente recuperara el debate sobre la política, pero no se puede intentar tomar en ellas decisiones ni proponer un programa porque eso es sustituir la democracia por la culocracia. Solo por estar allí sentado no tiene representación de nada. Ahora toca seguir pidiendo lo mismo: políticos más preparados, menos corruptos, transparencia, separación de poderes y democracia más directa. Y el camino es la presión social en la red y en la calle, hasta que el político vea que esto no es gobernable. Para que el país sea gobernable tendrá que recuperar la esencia de la democracia y habrá que mostrar disposición de cambiar algunas cosas.

–¿Ocurrirá?

–No sé si los políticos de ahora van a ser capaces de cambiar desde dentro la política. A lo mejor no, y lo que hay que hacer es decirles que toca hacer otra Transición. La española, tras la dictadura, fue modélica. De ella surgió la democracia que había que hacer en una sociedad unidireccional donde la gente no podía expresarse, pero ahora quizás haya que ir hacia una democracia participativa porque la gente exige participar. La Constitución tendría que estar viva y adaptarse a los tiempos.

–¿Qué opina de la detención de la "cúpula" de Anonymous?

–Los profesionales de la Guardia Civil son muy buenos, pero han anunciado algo que es una barbaridad, porque tú puedes identificar la cúpula de Anonymous 200 veces y serán 200 distintas. Anonymous puede ser cualquiera. El problema es definir el delito de ataque de denegación de servicio porque es absurdo dictar una ley que no puedes ejecutar. Es como una manifestación en Sol: no puedes detenerlos a todos.

–¿Habrá otra burbuja con las redes sociales como ocurrió con los punto.com?

–Aquellas empresas no tenían facturación ni modelo de negocio, eran ideas, previsiones. Pero a día de hoy son pocas y rentables y tienen modelo de negocio.

–El Gobierno aseguró que pronto estará lista la reforma del canon digital. ¿Qué quieren los internautas?

–Que se elimine, pero no lo van a hacer, sino que intentarán aplicarlo a los particulares, dado que la Unión Europea, lógicamente, no les deja cobrar a las empresas.

–La Ley Sinde comenzará a aplicarse en verano. ¿Cómo reaccionarán los usuarios?

–Mal. No hay cosa que deteriore más el respeto que tienes por los que gobiernan que la promulgación de leyes que son de cumplimiento imposible. Cuando entre en vigor, la Coalición de Creadores se pondrá contentísima y pasará una lista descomunal de sitios que pretenden cerrar en cuatro días, sitios que lo que harán será cambiar su dirección o IP para evitar bloqueos o irse a un servidor extranjero, y empezará el absurdo juego del gato y el ratón que no va a llevar a ningún sitio, sino que generará propaganda hacia estos sitios.

–¿Qué solución habría?

–Las descargas irregulares, porque ilegales no son, se reducen cuando la oferta por parte de la industria se intensifica. La contención de esas descargas no se logra persiguiendo a la gente, llevándola a los tribunales o amenazándola, sino ofreciendo sitios desde la industria que ganen dinero con publicidad. Ese es el camino. Porque es imposible poner puertas al campo. No se puede parar el flujo de los bits, y al intentarlo, los bits se enmascaran.

–Los usuarios pagarían.

–Lo harían porque ya lo hacen: pagan por conexión, algunos por un sitio de almacenamiento... Eso de andar diciendo que somos ladrones, que no queremos pagar, es estúpido.

–¿Se llegará a penalizar al usuario, como en Francia?

–Lo que se comprobó en Francia es que durante la vigencia de la ley se intensificó el uso de herramientas que evitan la ley. Si se entiende así, lo que se genera es rebeldía.