¿Se ha preguntado alguna vez cuánto aire hay en el espacio que ocupa? Martin Creed (Wakefield, Reino Unido, 1968), premio Turner en 2001 y considerado uno de los artistas más interesantes de su generación, ha calculado el volumen de aire expositivo de la planta baja del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo (MARCO) –6.863 metros cúbicos repartidos en tres patios, tres galerías y la rotonda central– y ha materializado la mitad en globos, creando una marea azul de aire contenido que invita al espectador a sumergirse en la que es su primera instalación individual en España. "Obra nº 247. La mitad del aire en un espacio dado", creada en 1998, alcanza en las salas del museo vigués la mayor magnitud hasta la fecha, con más de 50.000 globos de color azul celeste convertidos en contenedores de aire, que llenan y al mismo tiempo vacían el espacio, alterando por completo la percepción del mismo y la experiencia física del espectador, elemento inseparable de la obra de Creed, que expondrá en Vigo hasta el 25 de septiembre.

"Encuentro muy difícil separar las cosas. Cuando contemplo un cuadro no puedo separarlo del espacio donde está, de la pared donde está colgado. Igual sucede con la gente, sin la que nada tiene sentido. La gente es la que activa las cosas y cuando creo, pienso que lo que estoy haciendo necesita espacio y necesita gente", explicó ayer Creed, que para su obra emplea objetos cotidianos, con los que ahonda en el concepto de la dualidad –en el caso de la pieza del MARCO: globos y aire para expresar los conceptos extremos de lleno y vacío.

"Los globos son la forma más sencilla de contener el aire, y el aire, como el resto de las cosas importantes, no se ve. Los sentimientos son demasiado importantes y no los ves", aseguró.

La obra de Creed tiene mucho de experimento sociológico: ¿Qué percepción de un mismo espacio tiene un individuo si es alterado por un elemento? Por eso, crea para distintos espacios las mismas instalaciones. "Si no repites algo no sabes si funciona", explica. Por el resultado en otros espacios, siempre mucho más reducidos que el MARCO, la sensación que causa abrirse paso entre esta marea de globos va desde el placer a la euforia, del bienestar a la angustia, del juego a la desorientación, en una experiencia que combina el sentido lúdico con cierto matiz de desorientación.

Creed y el MARCO invitan a los visitantes a perderse entre la obra y a poner a prueba todos sus sentidos. Eso sí, antes de adentrarse en este mar azul de aire, el visitante tendrá a su disposición una hoja con una serie de normas y recomendaciones, donde ya se advierte de que la instalación no es apta para alérgicos al látex ni para personas que padezcan claustrofobia. También se recomienda dejar en las taquillas cualquier objeto de valor antes de acceder a la sala y se prohibe la entrada de menores que no estén acompañados por un adulto. También advierte de que puede haber globos que exploten de forma accidental cerca de los oídos.

Su faceta como músico

Comisariada por Carolina Grau, "Martin Creed. Obras" incluye además un grupo de piezas relacionadas con la música –Creed compagina su faceta de artista con su grupo de rock, con el que ayer ofreció en el MARCO su primer concierto en España–, que ocupan una de las salas de la primera planta del museo: la instalación sonora "Obra nº189. Treinta y nueve cronómetros marcando el tiempo, cada uno a su velocidad), de 1998, y partituras musicales, que reflejan la variedad de la obra de Creed en su faceta de compositor y músico, y que considera inseparable de su trabajo como artista visual.

Para inflar los 50.000, que se irán reponiendo cada semana, el MARCO contó con la ayuda de la Asociación de Amigos del MARCO, trabajo que llevó dos semanas. Tras su paso por Vigo, la instalación viajará a la Sala Alcalá 31 de Madrid.