"Las libertarias españolas fueron las pioneras del feminismo moderno que aparece en América, aunque hasta hoy fueron silenciadas e incomprendidas", afirmó ayer en el Club FARO Dolors Marín, doctora en Historia Contemporánea.

Presentada por Rosa Pascual, catedrática de Historia en el IES Escolas Proval, la historiadora explicó la historia del colectivo Mujeres Libres, que comienza en víspera de la guerra civil y acaba con la derrota de 1939. Olvidado un poco por todos, el resurgimiento del movimiento feminista ha hecho que se haya vuelto a hablar de ella, para reconocer en su experiencia un esforzado intento por imponer una dimensión feminista al movimiento libertario. Su evolución, según Marín, incluye directamente "la ceguera" de un movimiento como el de los trabajadores que negó con sus prejuicios unos derechos que hubieran ampliado muy notablemente sus efectivos militantes y habría enriquecido el brillo emancipador de sus alternativas.

Tres años de vida

"En los tres años que existió –dijo– , los de la guerra civil española, adquirirá importancia pero en la misma CNT tenía detractores. Serían las mujeres de la Cataluña industrial sobre todo las que antes van tomando la palabra en los foros públicos y tendrán que luchar incluso contra sus propios compañeros de trabajo porque eran tiempos en los que incluso entre la misma clase obrera se cree que es el hombre quien tiene que llevar el pan a casa".

Hay que decir, siguiendo a Marín, que la organización de Mujeres Libres no surgió como consecuencia de una toma de conciencia teórica, aunque el factor ideológico facilitó en cierta medida su gestación. Su punto de partida fue más bien empírico, igual que el conjunto de los libertarios, cuyas propuestas son llevadas a su vida cotidiana inmediatamente, antes de esperar la llegada de la revolución social que predicaban. Ese es quizás el factor más importante de su forma de vida: incorporar esa práctica anarquista en su vida diarias, desde la familia al trabajo, pasando por el ocio y la educación".

Dolors Marín, a la que Ariel publicó "Anarquistas. Un siglo de movimiento obrero en España", se remontó en realidad a etapas muy anteriores, desde finales del siglo XIX, en que su rastreo histórico halló mujeres en cooperativas obreras, escuelas, ateneos libertarios, grupos anarquistas... "Por ejemplo en Cataluña las maestras que participan en las primeras escuelas laicas coeducadoras. Por primera vez, a finales del XIX y principios del XX, aparecen maestras delante de las alumnas que son un modelo de mujer emancipada aunque continuamente amenazadas por denuncias. Divulgarán las teorías de Darwin, el racionalismo, la coeducación, el laicismo... La Iglesia condenaría este modelo de enseñanza y en Cataluña llegan a cerrar unas 150 escuelas laicas a partir de 1896".

La Escuela Moderna

Habló Marín de Ferrer i Guardia y del lanzamiento de la Escuela Moderna, que llegó a tener 40 escuelas que también serían cerradas a partir de 1906. "Desde que él llega a España se plantea que todas las escuelas tengan una línea pedagógica. Su proyecto es importante, aunque dure sólo unos años al morir fusilado en 1909, porque da espacio en el mismo a mujeres, contratando maestras, traduciendo a autoras..."

Además de las mujeres que enseñan, otro de los grandes ejes del movimiento libertario femenino es según Marín el de la natalidad. "Seguidoras de la teoría de Malthus, no defienden como él la castidad para evitar la sobrepoblación sino el control de la natalidad, y en ello hallaban discrepancias incluso con sectores del movimiento anarquista".

Habló de Salud y Vida, un grupo catalán neomaltusiano que preconiza la huelga de vientres y un control de la natalidad ligado a ideas como pacifismo y antimilitarismo. "Será a partir de los años 20 –dijo– cuando aparecen en España revistas libertarias en que se difunden métodos anticonceptivos, se distingue el placer de la procreación, se pone en cuestión la pareja eterna..."