El cineasta Iñaki Lacuesta, que acaba de estrenar en el Festival de San Sebastián el documental "La noche que no acaba", que trata sobre el revuelo que armaron las libertinas costumbres de Ava Gardner en la España del franquismo, asegura que la mítica actriz estadounidense "se acostó varias veces con Manuel Fraga para evitar el pago de impuestos".

Lacuesta hizo unas polémicas declaraciones en el programa Carne cruda, de Radio 3, presentado por Javier Gallego, que formó parte en su día del Caiga quien caiga, en las que aseguró que "era una ninfómana terrible… y sino que se lo pregunten a Manuel Fraga…". Según contó el autor de La noche que no acaba en el programa, "Ava Gardner debía bastante dinero al Estado español porque no había pagado los impuestos. Entonces tenía que reunirse con Fraga y éste intenta perdonarla, pero ella no se da cuenta. Durante toda la reunión... no recuerdo que cifra era, pero si debía 10 millones, Fraga, para ponérselo fácil, le dice que sólo debía un millón de pesetas. Entonces Ava Gardner le dice: ´pues no, señor Fraga, eran 10´. Hacia el final de la reunión, Ava acaba llamándole señor Braga.."

Lacuesta, que afirma haberse documentado exhaustivamente para rodar el documental La noche que no acaba, va más allá de lo publicado sobre este singular episodio en numerosas biografías sobre la sonada estancia española de la célebre actriz estadounidense, mítico sex symbol de los 50 y los 60 –y en algún aspecto contradice estas anteriores versiones–.

El autor Marcos Ordóñez sostiene en Beberse la vida: Ava Gardner en España (Santillana, 2004) –un libro que desvela "el secreto mundo canalla de juergas cosmopolitas que latía bajo los oropeles franquistas"– que Ava Gardner se fue de España en 1968 "por culpa de Manuel Fraga".

Ordóñez, que basa su afirmación en el testimonio de Stephen Birmingham, periodista dela revista Cosmopolitan que conoció a la actriz durante el rodaje de La noche de la Iguana, asegura que "el Gobierno español comunicó en 1968 a la estrella que adeudaba al fisco español un millón de dólares en impuestos".

Ava , según Ordóñez, hizo venir de Estados Unidos a su abogado fiscal, Morgan Maree y ambos decidieron argumentar que la Gardner había promocionado tanto España durante su estancia en el país que debía condonársele esa deuda.

"Con esta idea, la actriz y el abogado concertaron a través del conde Romanones una entrevista con el ministro de Información y Turismo, que era entonces Manuel Fraga. Durante el encuentro , que se celebró en el chalé de unos amigos de la actriz en la lujosa urbanización madrileño de El Viso, y al que acudió también el abogado de la actiz en España, Antonio Recoder, Ava Gardner se tomó unos daiquiris y llamaba al ministro señor Braga. Don Manuel no se lo tomó excesivamente a mal, la primera vez se rió y la segunda, hizo que no oía. Birmingham asegura que Fraga le dijo a la actriz: ´Miss Gardner, estamos aquí para hablar de su deuda con el gobierno español, que asciende a diez mil dólares´ y que Ava respondió: ´¿Está usted de broma? ¡Yo creí que era un millón´. Fraga había ofrecido a la diva una salida y ésta había metido la pata. Lo cierto es que a los pocos meses la Gardner se fue de España para no volver jamás", afirma Marcos Ordóñez en su biografía de la estrella de Hollywood.

Otro autor, Carles Prats, ofrece una versión similar en el libro La diosa descalza. Prats sostiene que Fraga y Ava Gardner mantuvieron "una agria disputa" y que la actriz tuvo que abandonar España, trasladándose a Londres.

El propio Manuel Fraga confesó en una amplia entrevista publicada hace un par de años en LA OPINIÓN que Ava Gardner le había tirado los tejos.

"Me invitó a tomar unas copas y yo, con gran sorpresa de ella, me excusé porque estaba muy ocupado. A los pocos días me vio llegar a la misma mesa y se fue. No le pareció bien lo que había hecho".

La fama de donjuán del político gallego no se agota con AVa Gardner. Manuel Fraga, que mantuvo cierto trato con otras míticas bellezas como Carmen Sevilla, Audrey Hepburn, Anita Ekberg o Elke Sommer, asegura que con ninguna de ellas tuvo "tentaciones", aunque confiesa –sin rfvelar su nombre– que "con una de ellas probablemente hubiese tenido éxito".