La naturaleza centra “Cuentos de pocas lunas” (Ir Indo), la última obra de Otilia Seijas (Lugo, 1938), un libro de relatos que pretende fomentar el respeto y el amor por el medio ambiente entre los más pequeños a través de trece historias protagonizadas por roedores, flores, duendes, nibelungos y otros seres de los reinos animal y fantástico. El pintor Antón Lamazares ha escogido y coloreado los dibujos de la portada y contraportada de esta edición, que, como los que ilustran estos cuentos, también son obra de Seijas. Durante veinticinco años, la escritora lucense impartió clases a chavales de distintas edades en villas y aldeas de la provincia de Lugo, y la faceta docente transciende a las historias de “Cuentos de pocas lunas”, que además del alegato a la defensa de la naturaleza ensalzan también valores como la nobleza y el respeto hacia los demás.

-¿A qué lectores va dirigida esta obra?

-A niños mayores de ocho años. Son cuentos que podríamos calificar de ecológicos porque fomentan el amor y el respeto por el medio ambiente, aunque también hablan de valores como la nobleza, el agradecimiento, la aceptación de las debilidades de los demás...

-¿Se respeta la naturaleza?

-Muy poco. Lo veo cuando salgo a pasear por la zona donde vivo. En general, hay mucha dejadez.

-¿Los cuentos pueden contribuir a cambiar esto?

-Quiero pensar que todo terminará calando. Siempre hay que ver lo mejor de la situación.

-Usted ha sido profesora en el rural y en la ciudad. ¿El respeto de los niños por el medio es el mismo en uno y otro entorno?

-Los niños que viven en el rural muestran un mayor respeto por el medio que les rodea. Sin embargo, he de decir que en general todos los niños se muestran muy receptivos con el medio ambiente; es un problema que les interesa y les preocupa.

-¿Qué ha de tener un cuento para que seduzca a un niño?

-Tiene que ser ameno. En muchas ocasiones, un niño quiere leer el mismo cuento una y otra vez porque hay algo en él que le fascina: sensibilidad, las ilustraciones... Y si se les lee, el cuento aún les motiva más.

-Pero se está perdiendo esta costumbre de leer a los niños...

-Es cierto y es una pena porque en la infancia es cuando son más receptivos. Yo recomiendo que se les lea, y sobre todo los clásicos a pesar de que algunos digan que son historias crueles. Si un niño no conoce los clásicos tiene incultura lectora.

-¿Crueles por qué?

-La madrastra de Blancanieves ordena su muerte, luego la envenena; el lobo se come a la abuela de Caperucita... Pero es algo que servía para que los niños estuvieran alerta sobre lo que les rodeaba. Hoy los cuentos no tienen necesidad de recurrir a estas medidas de control porque la mente del niño está más evolucionada y la mayoría conoce además estas historias, que le siguen fascinando. Hoy, los cuentos se centran más en los aspectos sociales como la igualdad, la amistad.

-¿Tiene algún preferido en estos “Cuentos de poca luna”?

-“El anillo azul” porque es muy original y diferente a todos. Cuenta la historia de dos roedores que tienen que descubrir un secreto para salvar a unos seres fantásticos, los nibelungos, a la propia montaña y a todos los seres que viven en ella.