Con “Falsa identidad” tuvo que conformarse con ser finalista, una espina que se ha quitado con “Ronda nocturna” (Anagrama). Sarah Waters se ha llevado a casa el premio de Novela Europa Casino de Santiago que se suma a los galardones que ya posee: Somerset Maugham y el Sunday Times Young Writer of the Year. El libro está traducido al gallego, un idioma que la británica comparó con el de su tierra natal, Gales. La novela se centra en la vida de cinco civiles tras la II Guerra Mundial.

-¿Por qué pararse en la II Guerra Mundial?

-La escogí porque es algo muy cercano en nuestra cultura; se hablaba de ella hasta cuando yo era niña. Porque está tan presente, quería escribir sobre ella y enfocarla de modo diferente. Quería mirar la vida de la gente ordinaria porque fue un tiempo extraordinario para ellos, por las cosas que tuvieron que hacer. No sólo por el trauma de la guerra, sino también por el extraño entusiasmo que conlleva.

-¿Fue difícil traducir esas situaciones a palabras?

-Tenía un montón de información, fotos, diarios, películas, que podía usar porque era algo que tocó la vida de todos. No creo que me haya dado demasiado trabajo convertirlo en novela: estaba todo ahí.

-Una de sus protagonistas afirma que los humanos aman la barbarie y no la belleza. ¿Estamos condenados a eso?

-Cuando miramos a la historia no podemos evitar ver esa fatal atracción a matarnos mutuamente, lo que es deprimente, pero hay también pequeños momentos que nos redimen de eso, momentos de intimidad y bondad, incluso en este tipo de mundo. Los dos procesos, destrucción y amor, están imbricados. En el futuro espero que todo sea mejor, aunque por ahora no parece alentador echarle una ojeada al mundo.

-Helen, otro personaje, asegura que la felicidad es frágil en momentos como ese. ¿Acaso no lo es siempre?

-Quizás sí, pero hay momentos en la historia en los que te vuelves más consciente de ello que en otros. Sobre todo en esos tiempos en los que la gente vive en un mundo que puede autodestruirse en cualquier momento, donde hay enormes fuerzas destructivas, y eso es algo que también podemos sentir ahora, creo. Hay enormes fuerzas en el mundo en colisión y puede sentirse ese peligro.

-Incluso en la guerra, sigue existiendo el amor. ¿Por qué cree que es el gran tema de la literatura?

-Creo que es porque el amor es sólo otro modo de hablar de contacto humano, de intimidad. Es lo que nos hace humanos: nuestra habilidad para la empatía. Y por eso nos interesa y nos hace la vida más vivible, aunque también sea complicado.