-¿Fue Pol Pot un producto de la Guerra Fría?

-Sí. Hay más factores que lo explican, aunque la Guerra Fría es el más importante.

-¿Y qué puede explicar que un personaje de la élite camboyana, con estudios en París, liquidase a dos millones de compatriotas?

-Pol Pot pensó que su proyecto social iba a funcionar. No funcionó, y en vez de buscar sus errores culpó a militantes de su partido de no aplicar bien la línea. Entonces empezaron las purgas políticas, acusándoles de que eran agentes vietnamitas.

-¿Cómo es posible que Pol Pot no aprendiera de los errores de la China de Mao?

-Pol Pot empezó cuando la Revolución Cultural no había iniciado todavía su caída. Era un maoísta. Mao sabía que en China se necesitaba profundizar en la revolución. Pol Pot pensó que en Camboya habría menos resistencias para poner en práctica el proyecto y avanzar más.

-¿Por qué Camboya fue más bombardeada que Japón y Alemania?

-Cuando empezaron los bombardeos de la ruta Ho Chi Minh, el Vietcong se trasladó hacia el interior de Camboya, por lo que los bombardeos tuvieron que intensificarse. Y cuando Vietnam y EE UU llegan a un acuerdo para terminar la guerra, en 1973, no incluyen parar los bombardeos de Camboya. Sobre esto hay dos hipótesis: una es que se quería parar a Pol Pot y reforzar el gobierno proamericano de Lo Nol. Otra es que era conveniente usar una gran cantidad de armamento que no había sido utilizado.

-Escribe usted que Estados Unidos, tanto con Jimmy Carter como con Ronald Reagan, apoyó a Pol Pot frente a la Unión Soviética, como se dice que apoyó a Bin Laden en Afganistán. ¿Hay pruebas de ello?

-Sí, está demostrado. Eso explica cómo empieza la amistad entre China y Estados Unidos, que tanta importancia tiene en la economía mundial. EE UU vio las invasiones de Afganistán y de Camboya como el mismo proceso político de expansión de la URSS. Carter y su asesor Brezinski deciden que cualquier medio es bueno para parar a los soviéticos: “los enemigos de nuestros enemigos son nuestros amigos”. Financia la guerrilla en Afganistán y se sabe que Bin Laden trabajó para la CIA. Se veía feo apoyar directamente a Pol Pot, pero se formó un pequeño gobierno en el exilio con el rey Sihanouk, Pol Pot y un grupo proamericano que había quedado de Lo Nol. No hay pruebas, pero hay gente que ha dicho que EE UU y el Reino Unido entrenaban a los Jemeres Rojos. Sí está documentado que apoyaron a la guerrilla frente a la ocupación vietnamita.

-¿Se conoce bien lo que ocurría en el interior de Tuol Sleng? Muy pocos escaparon vivos de allí para contarlo...

-Se sabe bien porque cuando llegaron los tanques vietnamitas a Phnom Penh encontraron el campo intacto. Los guardias habían huido y no habían tenido tiempo de esconder las pruebas. Se toparon con siete personas vivas y seis o siete cadáveres que ahora están enterrados a la entrada. Encontraron todos los archivos, fotos de los ejecutados, instrumentos de tortura...

-Acaba de ser acusado de genocidio Jieu Samphan, ex jefe del Estado Jemer Rojo. ¿Se está consiguiendo juzgar a los principales responsables del horror?

-Samphan es uno de los cinco acusados por el tribunal. Él dice que no sabe nada, pero estuvo desde siempre junto a Pol Pot y tiene que conocer lo que pasó. En 2011 se le juzgará junto a Ieng Sari, responsable de la política exterior; su mujer, hermana de Jieu Samphan; y Nuon Chea, el número 2 del régimen y acusado de ser su ideólogo. Si a Samphan se le acusa de genocidio es que se supone que quería exterminar un determinado grupo social, étnico o religioso.

-¿Cuál es el futuro de Camboya como país? ¿Sigue un camino parecido al de Vietnam o al de la monarquía tailandesa?

-Las infraestructuras y la educación, todo lo que sustenta un desarrollo industrial, son muy débiles en Camboya. Un 40 por ciento de la población vive con un menos de un euro al día y un tercio del presupuesto estatal lo aporta la comunidad internacional como donación. Será un proceso lento, pero la tendencia es que Camboya se una al carro de los “tigres asiáticos”.