Las patatas son mucho más que la indispensable guarnición de todo plato que se precie. La plataforma de ecodiseño Good for Environment! (G4E!) ha conseguido un tejido de fécula de este tubérculo con el que elabora unos chubasqueros ecológicos totalmente biodegradables cuya producción deja "una huella ecológica casi cero".

Como no podía ser de otra manera, Ourense, el "paraíso de las patatas", es el lugar donde se fabrica este singular tejido, a partir de un bioplástico a base de fécula de patata francesa que se cose en Gijón con hilo de algodón orgánico, manteniendo los principios de sostenibilidad ambiental, social y económica por los que se rige la empresa. El tejido se elabora a partir de más de veinte clases de patatas, la mayoría de ellas francesas (paradójicamente) que se procesan hasta obtener de ellas la fécula, que es la base de este plástico no contaminante. Se trata de cultivos específicos de este tubérculo en una forma de agricultura no alimentaria. "¡Algunos llegan a acercarse la prenda a la boca para confirmar que no es comestible!", comenta Cantón.

Además de ser totalmente biodegradable, por estar libre de PVC, y tener un cuidado diseño, lo más curioso de la prenda es que incluye en un bolsillo una bola de arcilla con semillas de plantas aromáticas, flores, árboles y arbustos mediterráneos. De esta manera, cuando uno ya no quiere usarlo, puede plantarlo y hacerlo germinar en lugar de que acabe contaminando océanos. O si, por ejemplo, se lo deja olvidado después de un fin de semana en el bosque, el chubasquero se descompone por completo sin dejar rastros contaminantes.

"La mayoría de los productos que se usan en la vida diaria pueden ser ecológicos", asegura Maite Cantón, uno de los socios de la empresa. Este chubasquero, como el resto de productos que esta empresa idea, "es un poco más caro que los convencionales, pero quiern lo lleva puede tener la satisfacción de estar aportando un grano de arena para la conservación de la naturaleza", argumenta la empresaria.

El chubasquero ecológico fue ayer la estrella de su stand en la Feria Internacional de China de la Pequeña y Mediana Empresa (CISMEF), en el que España es país invitado de honor de esta edición y donde participan otras 153 pymes españolas. En el certamen, celebrado en la ciudad sureña de Cantón, conocida popularmente como "la fábrica del mundo", se reúnen proyectos de todos los sectores y abundan las iniciativas pequeñas, pero muy innovadoras.

A través de la marca Equilicuá la firma española –cuyos socios funcionan básicamente a través de internet y residen en lugares tan dispares como Oviedo, Barcelona, Hamburgo y Martinica– logró el éxito con los dos productos que presentó. Además del chubasquero, el equipo viajó a china con su primer diseño, una especie de plato para colocar debajo de las macetas y que permite reutilizar el agua retenida tras el riego. "Te puedes ir de vacaciones tranquilamente sin preocuparte de la planta", explica Cantón.

Estos valores ecológicos que proclama la firma –con el lema "Productos que te hacen pensar"– son los que le llevaron a querer venir a China, el país más contaminante del mundo y, por tanto, un mercado con infinito potencial para las ideas ecológicas y el desarrollo sostenible.

"Queríamos venir a China para transmitir esta filosofía y tratar de cambiar el sistema de producción y de consumo en China y por otro abrir el mercado asiático", expone Iván Martín, otro de los fundadores de la pyme española, que se autofinancia completamente.

La firma aspira a vender los chubasqueros en ciudades como Shanghai y también acercarse hasta Japón, por tratarse de zonas con una mayor concienciación ecológica.

La respuesta de los visitantes que se acercan a su expositor en la feria de China está siendo muy positiva, afirman los responsables, aunque reconocen que los chinos, acostumbrados a la búsqueda desaforada del beneficio económico, se sorprenden con sus ideas.