Con su elocuencia e ironía habituales, Xaime Quessada solía decir que era inmortal. Capaz de sobrevivir a sus enemigos. Y ha sobrevivido a muchos, pero la muerte también se ha acordado de él. El artista ourensano falleció ayer al mediodía a los 70 años en su casa de Paradela, en Vilar de Astres, después de una fulminante enfermedad que le diagnosticaron hace sólo cuatro meses. Pocos sabían que estaba mal, por su expreso deseo, para no hacer daño. Galicia pierde a uno de los mejores pintores de su historia. A un todoterreno de las artes, que dejó huella en todos y cada uno de los campos por los que pasó. Del cartel, a la novela, la escultura, la escenografía y hasta el diseño de moda. Sin perder nunca de vista un compromiso férreo con los valores de la libertad y la democracia en los que inspiraba sus obras.

Nació en Ourense el 14 de julio de 1937, en plena Guerra Civil, lo que marcaría muchos aspectos de su vida. Con un pincel debajo del brazo, aunque en su familia no había tradición pictórica. "Creo que ya pintaba en el líquido amniótico de mi madre", aseguraba. Siguiendo los pasos de sus hermanos y "para ganarme unas perras", Jaime Quesada Porto publicó sus dibujos de adolescente en varias revistas y periódicos, como "Cultura y Arte". La primera parada de su largo periplo viajero, que lo llevaría por toda Europa, EEUU, Asia y África, fue Madrid, donde se codeó con los ambientes artísticos de la época -finales de los cincuenta- y los grupos opositores al franquismo, con los que germinó su actividad política.

Siempre a la vanguardia del arte contemporáneo, fue uno de los pioneros entre los pintores gallegos en utilizar el lenguaje abstracto. Todo un bombazo. Ocurrió en 1960, en la primera exposición de la Agrupación Cultura "O Galo" en Galicia. Quessada ya había recibido varios premios -la medalla de oro de las Escuelas de Bellas Artes Pensionados del Paular o el Premio Extraordinario de la II Exposición Nacional de ArteXuvenil de Madrid- y ponía punto y final a su etapa de formación en Madrid.

A su vuelta a Galicia, junto con Acisclo Manzano y Xoan Luis de Dios, crea la agrupación "O´Volter" -un homenaje a Vicente Risco y al grupo artístico que el escritor había promovido con anterioridad-, que pretendía posicionarse como la vanguardia artística gallega y promocionarla en el exterior. De "O´Volter" surgiría "Sete artistas galegos", con la incorporación de Manolo Buciños, Arturo Baltar, Virxilio y Pousa.

Es la época de la influencia de Bacon, con un marcado carácter expresionista en sus lienzos. Ahí están como referentes "O Dictador" y "O Xenocidio". Luego, su paleta se hizo más clara, y la temática de sus obras y la carga expresiva más alegre, fruto, en parte, de los constantes viajes que realizó a Grecia e Italia para profundizar en el Renacimiento. La estética gana la batalla. Una de las muchas frases que deja como legado ilustra a la perfección toda su trayectoria: "El cambio constante no supone la aceptación de todas las vanguardias, sólo es una investigación y una ruptura por el arte conservador".

Víctima del franquismo

Miembro fundador de Serigrafía Gallega, entre 1972 y 1975, cuando el régimen franquista daba sus últimos coletazos, trabajó de grafista en varias publicaciones clandestinas. Vivió en sus propias carnes la dureza de la dictadura: fue detenido tres veces por injurias a Franco, por disturbios políticos y por pedir la abolición del garrote vil durante el Proceso de Burgos. Porque Quessada era también un animal político. Con Méndez Ferrín y Celso Emilio Ferreiro fundó la Unión do Pobo Galego (UPG) -se dice que en su casa, en la mesita del salón-, aunque a los cuatro meses desertó -"por cosas como que Valle Inclán no era un escritor gallego o que se iban al extranjero para hablar de Zamora- y se fue an Partido Comunista, con el que también tuvo muchas diferencias.

Paseó a sus anchas por el cartelismo, por la escultura, por la pintura erótica. Hasta que en los 80 se reafirma toda su obra, después de investigar a fondo las tendencias informalistas y abstractas. Así nació la pintura de la Cárcel de Ourense (1983) o el mural Anti-OTAN (1986), al estilo del Guernica de Picasso, para la Plaza de Armas de Ferrol. De esta etapa es también la ilustración que le encargó la UNESCO para una edición políglota de "El Quijote".

Pocos artistas gallegos han conseguido su proyección, con obras en museos de los cinco continentes: en Stuttgart, el de Arte Moderna de México, Museo do Pobo Galego, el de Arte Contemporánea de Madrid o en La Habana. O en el mismísimo Parlamento Europeo, que conquistó con algunos de sus cuadro de la "Serie Negra", comprometido con las libertades fundamentales. Ni tampoco muchos pueden presumir de dominar también el arte de la palabra. "La singular historia del Recristo de Baraña", "El Olvido" y "Cuentos Crueles" son tres de sus principales obras escritas.

Gallego genial, merecedor de la Medalla Castelao en 2004, el epicentro de su vida y de su obras estaba en su taller de Vila de Astres. Allí residía con su mujer, la arquitecta María Xesús Blanco Piñeiro, estudiando constantemente nuevas formas de comunicar. Porque eso es lo que para muchos era Xaime Quessada, un gran comunicador.

El artista será enterrado mañana junto a los restos de su hijo, en O Carballiño

En la vida de Quessada hay un antes y un después con la trágica pérdida de su hijo, Jaime Quesada Blanco, que falleció repentinamente en 2006. "Yo no sé quién era el maestro y quién era el discípulo", contestaba el pintor al ser preguntado por la relación con su hijo, dedicado también a la pintura. Desde la desaparición de Quesada Blanco, su padre se marcó como objetivo la creación de una fundación que lleva su nombre para promover un museo de arte contemporánea en Galicia donde exponer toda la obra de los dos. El proyecto estaba ya muy avanzado y sólo quedaba localizar el emplazamiento adecuado para ello en la ciudad de Ourense, según asegura el presidente de la Diputación, Xosé Luis Baltar. Los restos mortales de Xaime Quessada serán mañana trasladados a las cuatro y media de la tarde desde el tanatorio de Santa Mariña hasta el cementerio de Señorín (O Carballiño), donde está enterrado su hijo.