La aparición de veinte araos muertos y atados con un cordel en una playa del centro de Baiona en el último mes ha provocado cierta inquietud sobre esta especie protegida. La situación no podía ser más negativa: el arao común autóctono de Galicia está a punto de de-

saparecer.

Los investigadores de la Sociedade Galega de Historia Natural, con sede en Santiago, llevan desde el año 1986 "siguiendo la población" de esta ave en la comunidad. El censo del pasado año 2006 evidenció que sólo quedan dos parejas reproductoras en la comunidad gallega.

"Por los años 60, explica Agustín Alcalde Lorenzo -delegado de la Sociedade Galega de Historia Natural-, había 3.000 ejemplares pero diversos motivos como la contaminación de los mares, las mareas negras y la sobrepesca (...) han hecho que la especie esté casi extinguida".

Las dos parejas gallegas de arao que sobreviven en los acantilados de la comunidad lo hacen en el Cabo Vilán, municipio de Camariñas, arropadas por los afilados acantilados de la Costa da Morte y la riqueza de pescado de sus aguas.

"Se alimentan básicamente de pescado y esporádicamente de crustáceos, aunque el 90% de la dieta la forman la sardina, el jurel...", explica Alcalde Lorenzo. Este investigador ha visto cómo la especie ha pasado de las más de 15 parejas reproductoras del año 1986 a la situación "tan dramática" de ahora con sólo dos.

Extranjeros en la costa

No obstante, si sólo se contabilizan dos parejas en Cabo Vilán ¿cómo es posible que se vean decenas y decenas en toda la costa? "En las Islas Británicas, la Bretaña Francesa y Escandinavia, también hay araos. Cuando acaban la temporada de cría -entre septiembre y octubre- emigran desplazándose hasta la costa gallega (para volver a casa en febrero). Es normal ver en el invierno a muchos araos en la plataforma gallega pero estos ejemplares no son gallegos".

Galaicos o foráneos, el arao fue la especie avícola más afectada por el "Prestige" con 11.800 ejemplares muertos tras la catástrofe.

Ante este escenario, la recuperación de la especie es casi imposible. La única esperanza es que los araos foráneos se asentasen en Galicia "estableciendo señuelos en la colonia de cría que pudiese servir de incentivo para que más ejemplares se sumen. Poco a poco, habría más parejas reproductoras en los acantilados y aumentarían los ejemplares".

Desde la Sociedade Galega de Historia Natural, aseguran que esta acción debería ser emprendida por la Xunta o por el Gobierno central. Sin embargo, las esperanzas en ambos organismos son mínimas. "Nosotros llevamos sistemáticamente desde el año 86 reclamando a la administración que pusiese en marcha un plan de recuperación. Han hecho oídos sordos", lamenta Alcalde. Respecto a los araos muertos de Baiona, pide investigar los hechos y sancionar al culpable. Xan López, de Adega, aboga por lo mismo y exige "celo" en la protección de estas aves.

Por otra parte, los primeros informes de que dispone la Consellería de Medio Ambiente rechazan el atentado ecológico en la muerte de los araos de Baiona.

Fuentes del departamento de la Xunta explicaron a Efe que los ejemplares presentaban manchas de aceite o fuel y que no habían muerto recientemente.

Una de las hipótesis que se baraja es la posibilidad de que los araos hubiesen muerto en el mar a consecuencia de los últimos temporales.