Ágatha de Santos / VIGO

Antonia Peña (Vigo, 1979) exhibe hasta el mes de enero en la galería Dolores de Sierra de Madrid su primera exposición individual, "Leave me aline", que muestra una serie de fotografías eróticas que tienen el desnudo femenino como protagonista y que, según su autora, pretenden mostrar la intimidad de la mujer, lejos del morbo.

- ¿Cómo surge este trabajo?

-Siempre me interesó el desnudo de la mujer, desde que estudiaba Imagen y Sonido, porque me parece muy bonito. Cuando me vine a Madrid comencé a trabajar para revistas como "Man", "Play Boy" e "Interviu", publicaciones donde normalmente trabajan hombres, y a partir de ahí comenzó a fraguarse la idea de trabajar la intimidad de la mujer, un tema aún tabú.

- ¿La mujer se desinhibe más si está delante de otra mujer?

- Se crea una complejidad que con el hombre no tiene porque con él no deja de sentirse algo violada en su intimidad y porque fotografiar el cuerpo femenino desnudo no deja de hacerse por una cuestión de morbo, el mismo que tendría yo delante de un hombre desnudo.

- ¿Quién fue su primera modelo?

- Yo, porque pensé que la mejor manera de afrontar este trabajo era conocerme a mí misma. Luego comencé con otras mujeres, con las que llevo trabajando ya dos años. Nunca busco el posado como cuando trabajo para una revista, sino la espontaneidad, algo verdadero.

- ¿Y cómo se consigue esto delante de una cámara?

- Normalmente las llevo a un aspecto cotidiano. Para ello, tampoco busco decorados, sino sitios de la casa: el baño, el salón, la cocina... La modelo sólo tiene que ser ella misma. Es fotografía artística-erótica, pero también tiene esa parte de soledad que vivimos todas

- ¿La visión de la mujer también es distinta si el ojo es femenino?

- Creo que sí. El hombre no puede llegar a esa intimidad porque no la conoce, al igual que yo tampoco sé qué piensa o qué siente un hombre en su intimidad.