-Panorama es la orquesta más popular del país de las orquestas. ¿Cómo se consigue eso?

-Si la vida en general pasa rápido, la vida de las orquestas pasa cinco veces más deprisa. Siempre tienes que estar a la última moda y eso trae consigo consecuencias. Hace unos años los palcos estaban hechos de cemento y un par de tablas. Recuerdo que la primera vez que actué, con doce años, lo hice montado sobre un remolque de hierro y, con el equipo, me estaban dando calambrazos de corriente.

-Entonces la historia de Panorama es una especie de "sueño americano".

-Un sueño a base de mucho trabajo. Cuando me hice cargo de la orquesta ya llevaba 10 años formando parte del equipo. Son pasos que se dan en la vida sin saber muy bien a lo que vas a llegar porque te llevan las circunstancias que se presentan.

-¿Cuál cree que es la base del éxito de su formación?

-Siempre hemos optado por realizar mucha inversión, por no quedarnos parados. También respetamos a todo tipo de públicos: los que bailan, los que ríen, los que solamente miran. Hay que estar a la moda para que la gente joven no abandone la fiesta. Hay que acordarse que hace unos años la verbena se moría.

-¿Cuánto cuesta organizar una gala como la del día 8?

-En 2014 fueron cerca de 200.000 euros. Este año, solo en artistas hemos gastado 150.000. Y eso que hemos optado por hacer mucha negociación. A Luis Fonsi le pagamos solo el viaje desde Madrid y no desde América. Nuestro propósito es perder el menos dinero posible, porque las galas son deficitarias, incluso sin tener en cuenta que con cada una dejamos de cobrar dos actuaciones.

-¿Qué opina de las críticas de las personas que dicen que hacen este espectáculo por beneficio propio?

-Me resultan tristes. En ocho años siempre hemos perdido dinero y ahora los concellos ya no nos ayudan económicamente (sí en logística), por eso ahora cobramos entrada. Todos los datos de gastos e ingresos se los facilitamos a la AECC para que exista la mayor transparencia posible. Sería de las bajezas más grandes aprovecharnos de esto.