Le preguntaron a Vidal su opinión sobre la actuación de la Guardia Cvil en el último episodio de entrada de emigrantes, que se saldó con varios muertos y alguna denuncia a la actuación de este Cuerpo. "Esa gente -explicó- no tiene mafia detrás porque si no no saltarían la valla. Son desesperados que han quedado colgados allí. Ceuta y Melilla son lugares complejos, de alta presión, y no se puede juzgar a la ligera a los representantes de la autoridad porque sus órdenes son que no entre nadie. Carezco de datos de este caso concreto pero hay que decir que, por un lado, los emigrantes están desesperados y recurren a lo que sea para entrar; por otro está la Guardia Civil con la orden de que no entren. Se supone que nuestras fuerzas del orden deben obrar con cautela pero hay que verse en medio de uno de estos encontronazos. En Marruecos no tienen tantos miramientos".

Contra la marea

Se refirió Vidal a las distintas medidas de los gobiernos para contener la marea emigrante. "Con Mauritania la crisis de los cayucos se acabó untando -dijo- primero al Gobierno para que aceptara a los deportados y luego a los mandos policiales que patrullaban, antes de que los untasen lo hicieran los traficantes. . Una de mis misiones fue precisamente comprobar si ese Gobierno cumplía o no el pacto. Pero con Marruecos no se puede hablar de dinero, es más complejo".

Respecto a la amenaza de terror del integrismo islamista en España opinó que no la veía. "Hubo un atentado con escasa posibilidad de que lo apoyaran desde el exterior. En nuestras cárceles hay 40 integristas, pero 600 de ETA".