"Los adolescentes no son un problema. Tú tienes un problema con ellos si no les entiendes.", decía ayer en el club FARO la periodista Begoña del Pueyo. Junto con la psicóloga Rosa Suárez hablaron ayer de "Cómo tratar con adolescentes (disfruta de tus hijos sin complejos)".

La tesis de ambas, desarrollada en su libro "La buena adolescencia" (Grijalbo), es que "nosotros, los padres, somos el problema si no les entendemos. Y hay que decir que se magnifican con frecuencia en los medios las situaciones pero porcentualmente podríamos decir que son minoría los menores problemáticos", Rosa Suárez, su compañera, planteó varias preguntas: ¿Hablamos el mismo idioma? ¿Eres capaz de escucharles más de 1 minuto sin interrumpir? Hay que observarles, no solo preguntarles. El diálogo no se improvisa. Intenta encontrar espacios de relaciones en familia".

Según Begoña del Pueyo les escuchamos poco, les sermoneamos mucho y nos angustiamos demasiado. "Pero los padres no están solos -dice- , hay muchas escuelas de padres, foros de ayuda... Los padres tienen muchas más herramientas a su alcance de las que imaginan así que deben informarse, utilizar el sentido común y, cuando tienen un hijo problemático, acudir al especialista.

No somos "superwoman"

La familia es el valor refugio, dijo después la psicóloga Rosa Suárez, aunque los hijos ya saben que no somos "superman " ni "superwoman" los padres. "Nos sentimos más seguros cuando son más pequeños -afirmó- porque tenemos el control sobre ellos, pero al llegar a la adolescencia, cuando empezamos a ver que sus amigos parecen más importantes, empezamos a sentirnos inseguros, a tener más miedos o angustias",

¿Y es cierto eso de que ni estudian ni trabajan? Según Suárez eso ya está desfasado. "Son más generación Einstein que Ni-Ni. Son más listos, más rápidos y más sociales. Aprenden de otra manera Leen y reaccionan al instante. Respetan a quien actúa de forma sincera y auténtica"

Otro tema en su ágil charla, en la que utilizaron una refrescante alternancia: las etiquetas y las verdaderas patologías. "Hay tendencia en nuestra sociedad -dijo Del Pueyo- a poner etiquetas para todo y patologizar lo que no lo merece. De poner etiquetas, que sean positivas, buscado sus puntos fuertes. Hay que desterrar del vocabulario frases como "lo has hecho mal" y sustituirlas por otras como "podrías haberlo hecho mejor". Haz que tu hijo o hija se sienta único. Si le tachas de vago, se comportará como tal.

"No darte por vencido es comenzar a vencer", dijeron. Pero ¿Cuándo consultar con el profesional?. "Ante cualquier duda o sospecha -dijo Suárez-, la intervención preventiva es la más eficaz pero hay varios niveles antes de llegar al profesional, sean foros, grupos de apoyo..."

Una cosa dejaron clara: el amor construye la autoestima. "No escatimes halagos. Censura una acción, no le cuestiones como persona. Refuerza su sentido de la responsabilidad. Pídele su opinión. Enséñales a relativizar triunfos y fracasos".

Según ambas el castigo, solo como último recurso. "Hay que tener cuidado porque, en el fragor del enfado, a lo mejor exageramos y luego no podemos volvernos atrás. Si es, debe ser temporal. No humillante. Proporcional a la falta. Sin afectar a toda la familia. Nunca castigar retirando el afecto".

"Quererle no es suficiente -dijeron-, se lo tienes que decir. Verbalizar nuestros sentimientos nos fortalece. Si está triste o enfadado no te sientas culpable. Respeta sus silencios. Decirle "te quiero" no impide poner límites.

Es bueno hablar de dinero en casa. Enséñale a diferenciar entre deseos y necesidades. La ropa y los Gadget tecnológicos reafirman su identidad. pero debemos graduarlos para evitar el peligro de satisfacción inmediata".