El pintor Xosé Luis de Dios (Ourense, 1943) falleció la pasada noche del domingo en Tui, donde residía desde hacía más de diez años. Los restos mortales del artista serán trasladados hoy al tanatorio Vigo Memorial, donde serán incinerados en un acto reservado a la familia y los más allegados, según fuentes de su entorno.

Xosé Luis De Dios, cuya obra está representada en numerosos museos gallegos, europeos y americanos, está considerado uno de los renovadores del arte gallego de la segunda mitad del XX. Perteneciente a una generación de artistas ourensanos nacidos en plena posguerra, De Dios no creía en la ruptura, sino en el legado. "Yo nací en Ourense y esto te marca", aseguraba a FARO el pintor fallecido en enero de 2008. Asiduo del Bar de Tucho, al que Vicente Risco llamaba "O Volter", donde se reunían artistas e intelectuales, De Dios fue, junto con los artistas Xaime Quesada y Acisclo Manzano, uno de los miembros que dio lugar, en los setenta, al grupo al que el escritor bautizó como "Os Artistiñas", y que pretendía renovar el arte gallego a través de la vanguardia,escapando del folclorismo hacia las corrientes europeas en boga.

El propio Risco, padrino de esta generación, llegó a comparar las acaloradas discusiones en la tasca orensana con el célebre Café Voltaire de Viena, que él había conocido en uno de sus viajes por Europa, dando nombre con esta anécdota al Grupo "Volter", emblema de cultura y seña de identidad gallega, de la que Xosé Luis de Dios formó parte y que recordaba como un momento "eufórico, divertido e interesante". Trascendente también para el panorama cultural de Galicia.

De Dios empezó con el dibujo, a través del cual fue construyendo con el paso del tiempo su estilo personal y único. También en edad temprana, realizó diferentes trabajos de publicidad y cartelismo, que dejaron huella en los lienzos posteriores. Sus cuadros, de vivos colores y cargados de una fuerte abstracción y un marcado carácter simbólico,consiguen trasmitir una imagen onírica, no siempre descifrable. Misterios de su pincel que el excusaba asegurando que su obra no era más que la obra de "un literato que pinta".

Hasta el final mantuvo ese aire bohemio y su capacidad para dominar la paleta y la poesía, que construía a través de su obra. De sus cuadros decía que siempre ofrecían "un diálogo abierto, espontáneo, que ayuda a reconocerlos". Y así es. Con una plástica indefinible en muchas ocasiones e inconfundible siempre, logró construir su legado siendo fiel a su estilo. Del desgarro inicial a la calma del final, sus lienzos estuvieron marcados siempre por el carácter de su creador. Manuel Rivas dijo que en sus cuadros "estaba toda la historia de la pintura, expresada a modo de paradoja existencial".

De Dios expuso por primera vez en su ciudad natal en 1963. Tras pasar por las galerías e instituciones más representativas de Galicia expuso también en Madrid, ciudad en la que residió durante años, Barcelona, Santader, México, Río de Janeiro y Buenos Aires.

En enero de 2008, Caixanovamontó una retrospectiva sobre su obra, que repasaba cinco décadas de trayectoria artística. El día de la inauguración, el artista cofensaba que llevaba un año sin pintar y comentaba sobre el proceso de creación: "Cuando te encuentras con la tela, siempre sales derrotado".

Ese mismo mismo año, el diario decano ofrecía a sus lectores la posibilidad de adquirir una reproducción limitada de la obra del artista fallecido, titulada "Pomodora", dentro de la colección de platos decorativos "6 Arte con nombre propio".