La remodelada Fundación Tàpies reabre de nuevo sus puertas con la voluntad de mostrar al público la "resistencia y la desobediencia epistemológica de las normas y los códigos de la historia" que caracterizan la obra de Antoni Tàpies, afirmó ayer la directora del centro, Laurence Russel.

Durante el acto de presentación del nuevo edificio de la Fundación Tàpies, el hijo del artista y presidente de la Fundación, Miquel Tàpies, afirmó que el centro abre las puertas, tras dos años de reformas, gracias a la "suma de esfuerzos, a la tenacidad, a la voluntad política y a cierta osadía alocada".

Miquel Tàpies pidió la complicidad de las autoridades para impulsar el proyecto y, minutos más tarde, el presidente de la Generalitat, José Montilla, anunció que "antes del verano se cerrará un acuerdo para el contrato programa que reconocerá la labor de Antoni Tàpies y garantizará el futuro de la Fundación y la difusión de su obra y su pensamiento".

El artista Antoni Tàpies visitó las nuevas instalaciones acompañado de su esposa, Teresa, del presidente de la Generalitat, José Montilla, el alcalde de la ciudad, Jordi Hereu, el conseller de economía Antoni Castells y el conseller de Cultura, Joan Manuel Tresserras. La comitiva recorrió las tres plantas de exposición y la biblioteca de la Fundación, pero, a causa de la lluvia, no pudo visitar la controvertida escultura "El mitjó" (El calcetín), que se expone en la nueva terraza y que se convirtió en la obra estrella del artista.

La Fundación Tàpies, que cerró sus puertas en 2008 para adaptar el edificio a las nuevas normas de evacuación de incendios y hacerlo accesible a las personas discapacitadas, estrena su nueva etapa con la exposición "Els llocs de l´art" ("Los lugares del arte"), que el público podrá ver a partir de mañana y hasta el domingo en jornadas de puertas abiertas.

La exposición reúne obras de Tàpies de los últimos veinte años y algunas de mediados de los años 40, que resumen su obra y su idea de arte: "En un mundo que favorece el individualismo y la falta de solidaridad, él nos invita a pensar en nosotros en relación con los otros", explicó Laurence Russel.

Además, en el número 225 de la calle Aragó de Barcelona se expone una selección de obras que pertenecen a la colección privada del artista, entre las que destacan varias ediciones del Corán, películas de Georges Meliès, esculturas, máscaras, jeroglíficos o tratados científicos, "objetos muy cotidianos que invocan la magia y la transformación", según Russel.