En la Fundación Pushkin, instalada en el céntrico barrio de Chamberí, estudian más de 200 alumnos adultos y 110 niños menores de 16 años, 80 de los cuales son de origen ruso o ucraniano y fueron adoptados por familias españolas; una veintena son hijos de familias mixtas hispano-rusas, pero también hay algunos niños españoles.

Nina llegó con sus dos hijos -una niña y un niño- y su marido, también bielorruso, para vivir en Tres Cantos. Ahora la niña estudia en la Universidad y el niño en un colegio; están perfectamente integrados, todos hablan bien el castellano y Madrid es su "segunda ciudad", después de Minsk, naturalmente.

Pregunta.- La enseñanza de idiomas a niños siempre es difícil.

¿Cómo es en este caso?

Respuesta.- Es un trabajo duro porque los niños no tienen la voluntad de estudiar. Quieren olvidar su pasado, que no siempre es ni agradable ni luminoso. Por otra parte, los padres adoptivos tratan de salvaguardar las raíces de sus hijos y por eso los animan a aprender. Pero es difícil.

P.- ¿Qué pasa cuando llega la adolescencia?

R.- Parte de los niños adoptados tienen problemas y, cuando llegan a la adolescencia, surgen con más fuerza. Es una edad complicada para todos, aunque en el caso de estos niños, quizá lo sea más.

P.- ¿Por qué se complican las cosas?

R.- Es la edad en la que empiezan a pensar '¿quiénes son mis padres biológicos?' y los buscan. Hay algunos niños que vuelven a Rusia a buscar, pero eso casi nunca sale bien, porque no suelen encontrar lo que esperan; las cosas son diferentes.

P.- ¿Qué tratáis de aportarles en la Fundación?

R.- Aquí tratamos de ayudarles todo lo que podemos. Tenemos libros y material escolar, pero hay que improvisar bastante y buscar un camino propio hacia cada niño. Utilizamos los cómics, la tele, canciones y juegos. Les ayudamos a asociar y a recordar lo que conocieron en Rusia.

P.- ¿Hay diferencias según la edad de los chicos?

R.- Los niños mayores entienden que el ruso es un idioma útil, que en el futuro podrán trabajar como traductores y vienen voluntariamente a estudiar; pero los pequeños no lo entienden.

P.- ¿Y los alumnos adultos?

R.- Son de muchas nacionalidades: búlgaros, húngaros, franceses, mucha gente. Me dicen que lo estudian porque es un idioma muy bello, muy rico, pero lo cierto es que hay cada vez más empresas que tienen contactos con Rusia y financian las clases a sus empleados.

P.- ¿Qué interés tiene estudiar ruso?

R.- El ruso es un idioma útil y estratégico. Está cada vez más de moda.

P.- ¿Cómo te sientes en Madrid?

R.- Es una ciudad acogedora y la vida aquí se parece a lo que estudiábamos en la universidad. Es maravilloso. Me gusta sobre todo el centro y sobre todo en septiembre.