Con la misma pasión de su abuelo, Emilio Poblet Díez, un librero madrileño que a comienzos del siglo pasado emigró a Argentina con su familia, la porteña "Natu" Poblet atiende y asesora al público en "la Clásica", como la suelen llamar sus habituales visitantes.

La "librería llamada Buenos Aires", tal como la definió el escritor Álvaro Abós en el libro "70 años de Clásica y Moderna", que se presentará la semana próxima, fue inaugurada en noviembre de 1938 en el mismo local de la capital argentina donde funciona hoy.

Su fundador fue Francisco Poblet, quien siendo un niño había llegado desde España junto a su padre Emilio y sus tres hermanos a una ciudad que adoptó como propia y en la que falleció en 1980, cuando tenía 81 años.

Para ese entonces, la librería ya era ampliamente conocida, además de haberse convertido en un lugar frecuentado por dirigentes políticos y escritores como Ricardo Rojas, Leopoldo Lugones, Roberto Arlt y Alfonsina Storni, entre muchos otros.

"El de mi abuelo es un caso especial, ya que fue un expatriado que vino aquí con una misión librera, la llevó a cabo y sus hijos y nietos la siguen. La inmigración típica de fines del siglo XIX era la de gente que venía a hacer la América porque no podía vivir en su lugar de origen", explicó Poblet a Efe.

Al fallecer el fundador, quien quedó al frente de la librería fue su hijo, Francisco "Paco" Poblet -quien murió en 1991-, mientras que su hermana, llamada Natalia pero a quien todos conocen como "Natu", se dedicaba a la arquitectura.

"En ese momento mi hermano tenía 45 años, estaba en la Clásica desde los 17 y ya había alcanzado su techo. Papá había dicho: 'Hasta que yo muera no se toca nada, después hagan lo que quieran'. Ahí aparecí yo y empezaron los cambios", señaló Poblet.

En pleno régimen militar (1976-1983), "Natu" organizó en Clásica y Moderna cursos dictados "por aquellos que por la dictadura no tenían voz en ningún lado", además de presentaciones de libros y otras actividades culturales.

"Eso provocó un boom -agregó- que de alguna manera nos decidió a encarar un cambio estructural" que se puso en marcha en 1987, cuando la librería cerró sus puertas para encarar una serie de reformas a cargo del diseñador Ricardo Plant.

Al año siguiente, el espacio de apenas 180 metros cuadrados reabrió en medio de una gran expectativa, con un bar-restaurante en el frente, un espacio destinado a espectáculos musicales y una pequeña librería en el fondo del local.

"Fue un éxito impresionante", resumió "Natu", quien tras definir a la "nueva" Clásica y Moderna como "un café con una librería atrás" o "un bar temático con el acento puesto en los libros" dijo que "esas denominaciones son bastante arbitrarias".

Aunque con el tiempo "cambiaron muchas cosas", ya que desde hace veinte años en el local "hay música y espectáculos, café y comida", Poblet aclaró que lo que más le "importa es que se mantenga el espíritu, la conciliación de lo nuevo con lo antiguo, que no se pierda de vista que todo esto sale de la librería".

Hoy las paredes internas son de ladrillo desnudo, la iluminación es moderna y el edificio de estilo francés que alberga al local ha sufrido algunas modificaciones, pero lo que permanece inalterado es el cartel del frente, que dice "Clásica y Moderna. Libros".

Entre los ilustres visitantes del que en palabras del periodista argentino Ernesto Schoó "es el sitio de los encuentros, las confidencias y la amistad" estuvieron, entre otros, Liza Minelli, Rosa Montero, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat.

Entre los argentinos, Poblet destacó a Sandro tras recordar que cuando el popular cantautor vio que en el local había "un piano vertical comprado de segunda mano, envió uno que tenía en su casa y hoy está cumpliendo casi dos décadas en la librería".

Los festejos del aniversario comenzarán la semana próxima con la presentación del libro "70 años de Clásica y Moderna" y un ciclo de artes plásticas llamado "7 Artistas y 7 Críticos para 70 años", para concluir con un encuentro artístico al aire libre previsto para noviembre próximo.