Quizás la política no sepa salvar nuestra civilización pero la esperanza me la da la mundialización que nos permite compra y vender libremente en el mundo, y las nuevas tecnologías de la información. Ambas realidades son claves y contribuirán a la supervivencia de nuestro sistema liberal".

Así hablaba ayer en el club FARO el economista y académico de la Real de Ciencias Morales y Políticas Pedro Schwartz, cuya conferencia, "¿La democracia está en peligro fue presentada por el inspector de Trabajo y ex alcalde de Vigo Manuel Pérez. Master en Economía y Doctor en Pensamiento Político, este referente del liberalismo español de hoy dividió su charla en tres partes.

En la primera, se planteó si la democracia estaba en peligro por el conflicto entre democracia y sistema liberal, con una tesis central: ese conflicto hace que el sistema democrático liberal sea inestable y pueda desaparecer. Habló después sobre el crecimiento del Estado Providencia, convertido según él en "Estado corrupto porque ataca la autonomía de los individuos y la libertad de opinión y socava las libertades individuales con un Estado del Bienestar elefantiásico".

En la última parte de su charla se preguntó si podrían los políticos corregir esta deriva intervencionista del Estado, ante lo que se mostró excéptico pero con el matiz antes citado: puede que la política no lo arregle pero sí la mundialización y las nuevas tecnologías de la información.

Citó a Montesquieu y su doctrina de la separación de poderes como principal baluarte de la libertad. Sostiene Schwartz que esa separación de poderes casi ha desaparecido de las sociedades democráticas durante los últimos 100 años, sobre todo a medida que ha tomado fuerza el principio de la soberanía popular y gobierno de la mayoría. "En todas las democracias -dijo- crece la concentración y centralización del poder político a costa de la sociedad y sobre todo de los individuos. La necesidad de estos frenos y contrapesos en todos los niveles de la política ha ido olvidándose",

Para el economista, opositor del regimen de Franco y defensor de la demoocracia, el peligro constitutivo del capitalismo democrático es que su poder choca con la libertad individual "cosa que ya nos hizo ver Ortega y Gasset cuando escribió que el principio del liberalismo es distinto al de la democracia". En opinión de Scwartz, el secreto está en lograr un equilibrio entre economía de mercado e intervencionismo político. "La democracia responde -comentó- a la pregunta de cómo conseguir que nos gobierne el mejor y el liberalismo nos pregunta cómo impedir qu quien nos gobierne nos oprima".

Citó a Karl Popper y su obra "Los enemigos de la sociedad abierta", en la que afirmó que la democracia no puede caracterizarse del todo como una regla de la mayoría aunque las elecciones sean muy importantes para la vida social y pìdió que también pudieran ser limitados los poderes de los gobernantes de modo que puedan ser sustituídos sin derramamiento de sangre.

Tras dar datos que señalaban cómo había aumentado en los últimos 100 años el gasto público y los impuestos en España para señalar que la democracia entendida radicalmente erosiona poco a poco la autonomía económica, afirmó que el Estado del Bienestar quizás esté socavando el sentido de responsabilidad de los ciudadanos.

"Lo que sí se demuestra con cifras -afirmó- es que las sociedades libres (se refería a las de más libre mercado) son las más prósperas y que aquellos países que pasan de la opresión a más libertad también prosperan. Es falso que en el capitalismo los pobres lo son cada vez más y los ricos cada vez más ricos. Entre 1975 y 2000 aumentó la población mundial en mil millones pero el número de pobres disminuyó en 400 millones".