Este viaje al fondo de una enfermedad que aún se nombra en voz baja –depresión–, habla de un padre, de un hijo y de los que les rodean. Habla de un enamoramiento transatlántico, de una misteriosa mujer que calla su dolor, de madrugadas en Buenos Aires y días circulando por carreteras secundarias españolas, de un funeral desértico en Cádiz o de un vuelo alucinógeno desde la selva amazónica hasta los altos hornos de Vizcaya. Habla de la madre fallecida que nunca se ha ido y del padre que está ahí, de lo frágil de la masculinidad, de sus trampas y sus máscaras.