os ingredientes de las expediciones musicales siempre han sido el sexo, las drogas y el rocanrol. Un conjunto que implica excesos. No obstante, a esa ecuación explosiva puede añadirse también la comida de calidad: los artistas también son foodies. Es decir, finos comidistas. Por ello, la periodista Laura Ramos acaba de publicar el libro "Roadieadvisor", en el que las bandas indie más populares en España revelan algunos de sus secretos y explican cómo se cocinan sus giras.
La gastronomía es la excusa y el hilo conductor de una obra que aglutina todo tipo de anécdotas, como abandonos en gasolineras; su autora la define como un "mapa de carretera". Los protagonistas de la publicación de Reservoir Narrativa, colección del grupo editorial Penguin Random House, son los road managers de cinco iconos indies: Gonçal Planas (Love of Lesbian), Cyril Devaux (Vetusta Morla), Dani Blanco (Sidonie), Manuel Requena (Lori Meyers) y el coruñés Martín Muñiz (León Benavente); los encargados de controlar todos los detalles para que nada falle y los músicos solo tengan que preocuparse de subirse al escenario. Sin ir más lejos, de ellos surgió la idea original de recopilar toda la información que aparece en el libro. "Tienen un grupo de Whatsapp para pasarse recomendaciones culinarias", reconoce Ramos. De hecho, y "como buen gallego", Muñiz es su principal valedor.
Además, con la ayuda de los cinco, la periodista ha elaborado una lista con los 50 restaurantes (44 españoles y 6 mexicanos) favoritos de las bandas, de los cuales seis son gallegos. "Todos hablan maravillas de Galicia. Destacan que los camerinos son siempre los mejores. Es donde se encuentran los mejores cáterin, preparados con amor y producto típico", comenta Ramos. Por si fuera poco, el único local que ha puesto de acuerdo a tres de las cinco bandas está en A Coruña: Os Tigres, el lugar correcto para probar la especialidad de la casa (mejillones en salsa picante), el caldo, la empanada o el marisco del día.
Los integrantes de Sidonie son adictos al pulpo. "Son capaces de pasarse cuatro días en Galicia de conciertos y comerlo los cuatro días", dice. Por otro lado, la cocina de Pepe Solla -autor del prólogo-, con una estrella Michelín, es indispensable cuando quieren darse un homenaje.
En definitiva, comer bien es un objetivo casi tan importante como afinar en una actuación. "Es el momento en el que se bajan de la furgoneta, se relajan y disfrutan. Es el premio más allá de los conciertos", explica. Por eso, dónde y cómo comer es fundamental. Es una cuestión de estatus, caché y edad. Normalmente, cada banda tiene su cocinillas y suele ser el mismo que lidera las excursiones gastronómicas cuando giran. "Se cuidan mucho y buscan la calidad. Ninguno escatima en recursos; todos son bastante sibaritas", añade Ramos. Los miembros de Love of Lesbian, "los que más", aunque de cuando en vez también hacen pedidos de 200 y 300 euros en cadenas de comida rápida para darse un festín de hamburguesas. Asimismo, siempre viajan con sandwichera para las ocasiones en las que el cáterin es "regular".
Lori Meyers, por su parte, no repite restaurantes salvo que formen parte de sus predilectos. En el camerino de Vetusta Morla jamás falta sushi y en el de Sidonie, mientras planchan la ropa que van a vestir, prefieren los snacks y los frutos secos.
En "Roadieadvisor" no queda rastro de las vivencias inolvidables que experimenta el aspirante a periodista de la película "Casi famosos", en la que un adolescente es contratado por una revista musical para cubrir la gira de una famosa banda setentera. En el libro de Ramos, prudente, no hay desenfreno -"no sé lo que pasa de puertas adentro"-, pero sí gotas de alcohol. El ritual del chupito pervive con whisky o tequila en todos los bastidores menos en el de Vetusta Morla, el más formal: sus componentes prefieren salir al escenario tras un abrazo y un grito de hermandad. De un tiempo a esta parte, la comida de calidad ya es el primer aliciente de las giras.
