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Las recetas de Pontevedra contra el cambio climático

El alcalde Lores acude a la Cumbre del Clima convocada por la ONU en Madrid para explicar las medidas aplicadas en la ciudad

Las recetas de Pontevedra contra el cambio climático

Poco coche y mucho zapato es la receta básica de Pontevedra para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. A este componente "genérico" se suman los numerosos tratamientos que el gobierno del alcalde -y médico- Miguel Lores, ha aplicado durante los últimos veinte años para mejorar las calles, la movilidad, la seguridad, la calidad del aire y, en conjunto, la salud de los vecinos.

Estas medidas han sido reconocidas ya con diferentes premios y menciones en eventos internacionales. Tanto el alcalde como otros ediles han asistido a foros de debate internacional sobre el futuro de la ciudades y el clima como los celebrados en Glasgow, Rostock, o Funchal. Ahora Pontevedra ha sido invitada a participar en la Cumbre del Clima, que la ONU celebrará en Madrid entre los días 2 y 13 de diciembre. Lores intervendrá en una mesa redonda con la presencia de representantes de países de todo el mundo, para debatir sobre las medidas con las que combatir la crisis climática mundial.

La ciudad del Lérez aprobó hace diez años una ordenanza municipal de uso de los espacios públicos, que contenía importantes directrices para el funcionamiento "sostenible" de la capital. Los conceptos que desarrollaba se basaban en que la movilidad motorizada individual y colectiva se realizaría de manera que se disminuya el impacto sobre la colectividad y haciéndose compatible con los demás usos del espacio público.

Para lograrlo, las políticas municipales estarían guiadas por los objetivos de "eliminar o aminorar" los problemas de seguridad viaria, reducir al máximo los ruidos y molestias, y compatibilizar la actividad residencial y de uso y disfrute de estos espacios públicos.

Medidas

Algunas medidas tomadas ya entonces fueron reducir la velocidad a 30 kilómetros por hora en la ciudad (recientemente se rebajó a 10 kilómetros en el centro), eliminar el tráfico pesado en las zonas de alta densidad residencial, desviándolo por otras vías, eliminar el tráfico de paso en las zonas residenciales o comerciales, y declarar zonas de preferencia peatonal, eliminando los tráficos no necesarios para el servicio de la propia zona.

Según esta norma se facilitaría al máximo los servicios motorizados necesarios para la actividad residencial y económica, disuadiendo los usos de oportunidad o comodidad, como el vehículo particular.

En el último año, Pontevedra ha entrado de lleno además en la lucha contra el cambio climático con la campaña "Efecto PO2". El Concello ha elaborado una programación tanto pedagógica, como de concienciación y movilización entre los institutos y los colegios de primaria, para trabajar desde la educación en la lucha contra la crisis climática que vive el planeta, actuando a nivel local.

Precisamente el nombre de la campaña "Efecto PO2" sale de las emisiones de CO2, que son unas de las principales causas del calentamiento global del planeta. Contra esto Pontevedra puso en marcha sus propias políticas de cambio de concepción de los espacios públicos y reducción del tráfico a motor, consiguen así reducir las emisiones "en un 66%", según el gobierno local. Los objetivos de la campaña Efecto PO2 son demandar a las instituciones supramunicipales políticas claras de acción para emergencia climática, así como la investigación de las causas reales del problema.

Se proponen además políticas que Pontevedra ya tiene en marcha, como el modelo urbano que reduce el CO2, avanzar en la reducción de la huella ecológica en los biorresiduos (compostaje), y reducir las fugas del agua en la red de abastecimiento y de alcantarillas para lograr una gestión racional y eficiente del agua.

Efectos

Como consecuencia de estas actuaciones, el Concello de Pontevedra presume de que ya cumple a día de hoy los objetivos fijados por la Xunta de Galicia en la Estratexia Galega de Economía Circular (siguiendo las directrices de la Unión Europea), para el año 2030. Se cumplen en los tres principales ámbitos de competencia municipal como son el urbanismo, la gestión de los residuos y la gestión del ciclo del agua.

En el apartado de "Urbanismo, edificación y obra pública" el documento de la Estrategia recoge, entre otras propuestas, "posibilitar la movilidad no motorizada y el uso de transporte público, ofreciendo recorridos eficientes y seguros para la movilidad peatonal y en bicicleta; y mejorar la calidad y el confort de los espacios abiertos de las villas y ciudades, como incentivo de su uso en tiempo de ocio y alternativa a la climatización artificial". El objetivo que marca el documento en este apartado es situar en el 20% el uso del vehículo privado en las ciudades para el horizonte de 2030, así como aumentar la biodiversidad urbana en un 30%.

Residuos

En la gestión de los residuos, el objetivo propuesto en la Estrategia pasa por una apuesta total por el compostaje in situ. Textualmente el documento recoge como objetivo "promover y maximizar el uso de diferentes modalidades de compostaje in situ, buscando el mínimo transporte tanto de los residuos como de los fertilizantes obtenidos y garantizando la máxima calidad ambiental; los proyectos deberán reducir la huella ecológica del ciclo del tratamiento de los biorresiduos, reducir la generación de residuos (prevención) y el consumo de fertilizantes externos". Como instrumentos cita, entre otros, la "promoción del compostaje individual o comunitario en núcleos urbanos consolidados, o el compostaje en centros educativos".

Agua

El tercero de los ámbitos de competencia municipal que recoge la Estrategia es la gestión del ciclo del agua. En este punto, el objetivo es la reducción de las fugas del agua en la red de abastecimiento y alcantarillas y para eso indica varias líneas de actuación, como la sustitución paulatina de tuberías, la instalación de sensores en puntos clave, o el control telemático de los sensores instalados. El objetivo fijado para 2030 en el documento es reducir hasta el 20% el porcentaje de agua no registrada. En el caso de Pontevedra ese porcentaje se sitúa ya entre el 13 y el 14%.

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