Hace trece días que no cae una gota de lluvia sobre Pontevedra. La última vez que hubo que recurrir a los paraguas en la ciudad fue el 26 de junio, cuando cayeron unos escasos 1,6 litros por metro cuadrado. Y las previsiones meteorológicas apuntan a que se mantendrá esta situación al menos varios días más. Todo ello repercute de forma notable en las reservas de agua y en la situación de los ríos. El Lérez presentaba en la jornada de ayer un caudal de poco más de 3,5 metros cúbicos por segundo, el nivel más bajo de todo el año, después de caer un 80% en apenas dos meses. En mayo pasado, ese caudal superaba con creces los 13 metros cúbicos por segundo.
Pese a este notable descenso, el Concello aleja cualquier alarma por supuesta sequía o problemas para el abastecimiento doméstico, pero sí tiene en marcha desde hace varias semanas su plan anual para hacer frente a posibles episodios de este tipo a lo largo del verano y en los meses sucesivos.
De este modo, el embalse del Pontillón de Castro, en Verducido, cumple más de mes y medio cerrado para el suministro con el fin de mantener sus reservas de agua de aquí a octubre, aproximadamente.
Se trata de un proceso que se activa cada año poco antes del inicio del verano y que en esta ocasión se puso en marcha el pasado 21 de mayo a la vista del descenso en el régimen de lluvias durante este primer semestre con respecto al mismo periodo de 2018.
Según los datos de Meteogalicia, en los seis primeros meses de 2018 las precipitaciones acumuladas sumaron algo más de 1.100 litros por metro cuadrado, mientras que este año se registran menos de 760. Desde abril, el mes más lluvioso hasta ahora de todo el año (206 litros por metro cuadrado) apenas fue necesario recurrir el paraguas en quince días, cinco en mayo y once en junio, mientras que hasta el momento, julio se mantiene a cero. En este periodo se acumulan menos de cien litros por metro cuadrado.
En todo caso, se insiste en que la situación "no es preocupante", toda vez que hace un año la situación del río era ligeramente peor a la actual, con un caudal de poco más de 3,2 metros cúbicos por segundo y en todo el verano no hubo problema alguno de abastecimiento.
Pontillón
Además, el embalse del Pontillón se encuentra al 95% de su capacidad, un porcentaje que mantiene desde hace tiempo y más desde que se cerró para el abastecimiento. Mientras tanto, el río Lérez ofrece "plenas garantías" de abastecimiento. Con el cierre del embalse, es el río la única fuente para el suministro a la población de toda la ría. "Durante el invierno sí se utiliza a diario el "almacén" del Pontillón porque se recupera con rapidez y resulta más barato el servicio, ya que el agua se envía a la potabilizadora de la parroquia de Lérez por gravedad, mientras que hacerlo desde el río obliga a encender el bombeo, lo que supone un notable gasto eléctrico.
Un dato que acredita que no hay situación alguna de alerta es que el pasado año su uso concluyó el 7 de mayo, más temprano que en 2019, pero a que entonces llovió más que en la actualidad. Aún así, se mantiene el mensaje habitual a la población del "consumo responsable".
Con respecto al caudal del Lérez en la estación de medición de Augas de Galicia en Monte Porreiro, la media del presente mes de julio es de poco más de cuatro metros cúbicos por segundo, un nivel que ya se ha reducido en la jornada de ayer. En junio, esa media era de seis metros cúbicos, pero en mayo superaba los 13, mientras que en abril rondaba los 20. El caudal medio más alto del año se registró en el mes de febrero, por encima de los 33 metros cúbicos.
Por su parte, el embalse del Pontillón, con su 95% de ocupación, se sitúa en la media de todas las presas de abastecimiento de la cuenca Galicia-Costa. Este ámbito, que engloba a nueve embalses destinados al suministro doméstico, presenta a día de hoy un grado de ocupación del 96%, según los datos oficiales de Augas de Galicia fechados el pasado lunes. En un punto por debajo de lo que se alcanzaba hace un año. En todo caso, salvo la presa de Vilagarcía, en el río Con, que no llega siquiera al 30%, en todas las demás se supera con creces el 90% de ocupación, incluido el embalse del Umia, que ronda el 93%.
En este último enclave está activada desde hace unos días la alerta por la presencia de microcistinas, que dan una llamativa tonalidad verde al agua, pero la Xunta insiste en que no hay problemas con respecto al consumo.
