Uno de los principales problemas con los que se encuentran los comuneros a la hora de denunciar los daños que causan estas reses (tanto vacas como caballos mostrencos) es el hecho de probar la titularidad de los animales que han causado los desperfectos.

La comunidad de montes llegó a contratar a un equipo de fotografía especializado en grabar y captar el comportamiento de animales en libertad para documentar como estas reses invadían sus montes y causaban los destrozos mencionados. Y así fue. Después de un trabajo de tres días se contó con el material suficiente, con fotos de los animales y de sus correspondientes crotales identificativos, en las que se veía como arrasaban una plantación. Sin embargo, no fue suficiente. Al parecer, las imágenes y las pruebas deben ser tomadas por agentes de la autoridad. El problema es que cuando el guardabosques se presenta en el lugar o las vacas ya no están o no cuenta con el equipo adecuado para poder tomar una fotografía al animal en la que se pueda ver el crotal o la identificación. Y es que acercarse a estas reses es muy difícil y además peligroso.

Es por ello que piden una mayor presencia de los guardias forestales o de cualquier otra fuerza de seguridad para documentar estos daños. Otra de las quejas de los afectados es que, en muchas ocasiones, cuando detectan a estos animales y llaman a la Xunta, a la Policía Local, a la Nacional o a la Autonómica, nadie responde a su aviso y la mayoría de las veces se ven obligados a dejar marchar a los animales que acaban de arrasar sus cultivos.

Banquete de 600 repollos

Y es que los daños no se limitan a las plantaciones de árboles de la comunidad de montes. Una vecina explicaba ayer como en una mañana las reses se dieron un banquete con sus 600 repollos. Otro como le dejaron sin maíz y otros como se quedaron sin varias cepas. Aseguran que si siguen así acabaran por dejar de cultivar y abandonar el campo.