-¿Qué le ha dicho el entorno sanitario, sus compañeros, respecto a esta resolución?

-No te puedes imaginar. Llevo casi dos semanas al teléfono. No doy abasto a contestar llamadas, correos, whatsapps... Me están enviando felicitaciones de todo el país. Cada uno tiene su historia y yo he tenido vínculos con la psiquiatría del Estado. He sido miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, de la comisión de investigación y de la alta comisión de relaciones internacionales. Yo tenía una vida profesional muy rica y participé como ponente en más congresos internacionales que en locales. Tenía muchísimas relaciones con gente del ámbito. Estas noticias corren y sus efectos te llegan como una bola de nieve.

-¿Se sintió solo en algún momento?

-Si hay algo que tengo que decir es que este asunto yo no lo hubiera podido ganar solo. Sería imposible porque te enfrentas a organizaciones muy poderosas, a gente muy poderosa. El Sergas, los miembros del tribunal... Es complicado enfrentarte a una situación así tú solo. Es muy costoso y necesitas ayuda. Yo recibí mucha solidaridad. Se posicionaron de mi parte prácticamente todos los sindicatos de todo el espectro ideológico. También la asociaciones de profesionales y las de usuarios, entre ellos la Asociación Alba, a la que quiero tanto. Y, desde luego, el Colegio de Médicos de Pontevedra. Ha tenido un papel importantísimo en todo esto porque me apoyó incondicionalmente y llegó a pedir el cese del anterior gerente por su comportamiento. Tuvo un posicionamiento muy valiente, muy decidido.

-Pero habrá sido clave contar con un buen abogado...

-Siempre le estaré agradecido a Carlos Rivas porque ha hecho un trabajo formidable. Con todo esto el resultado es el que es, pero yo soy deudor de todo el apoyo y cariño recibidos, de toda la difusión de mi entorno que lo consideraron un atropello de un nivel insólito.